El mejor soldado y el mejor diplomático
Se les considera el mejor soldado y el mejor diplomático que han servido en Irak. Aunque ven la situación y la salida del país árabe de maneras muy distintas. David H. Petraeus juega la baza de pedir más tiempo, de la contención de la violencia en Bagdad, la necesidad de la reconciliación política. Ryan Crocker es, como lo define Joe Klein en Time, la antítesis de los ideólogos que dieron el combustible intelectual para la guerra.
"Nuestro Lawrence de Arabia". Así llaman los altos mandos del Gobierno estadounidense a Crocker, de 58 años, tercer embajador de EE UU en Irak desde la invasión de 2003. Como el famoso diplomático británico del siglo pasado que vivió entre tribus árabes a principios del siglo XX, Crocker es un experto arabista que maneja el farsi y el árabe con fluidez, y que se ganó el mote al negarse en la década de los noventa a trasladarse a Washington a algún oscuro despacho. Su padre prestaba servicio en la fuerza aérea y Crocker se crió entre Marruecos, Canadá y Turquía. Tiene fama de disciplinado y espartano.
Según la biografía de Colin Powell, cuando la Administración de Bush estaba preparando la invasión de Irak en 2002, el entonces secretario de Estado le pidió a Crocker un memorando sobre los riesgos asociados a esta operación. Crocker escribió un informe titulado La tormenta perfecta. En él se decía que la invasión traería consigo divisiones étnicas, conflictos sectarios, una transición a la democracia plagada de problemas y el riesgo de que Irán, Siria y Arabia Saudí quisieran aprovechar el caos para hacerse fuertes en la región. Entonces no se le escuchó.
Ayer habló después del general que Bush destinó para salvar a Irak y a EE UU de una impopular guerra. Petraeus está considerado como uno de los intelectuales más importantes del Ejército, con un doctorado en la Universidad de Princeton que completa su formación militar en West Point. A sus 54 años, tiene bajo su mando a más de 168.000 soldados en un país destrozado por las luchas sectarias. Tras pasar más de dos años en el país, el general cree que aún es posible un Irak pacífico. Poco acostumbrado al fracaso, el hijo de un capitán holandés es según uno de sus ayudantes "el hombre más competitivo del planeta", lo que junto a su inteligencia le han proporcionado el mote de Rey David.
En Bagdad ambos hombres han desarrollado una relación privilegiada. "De verdad creo que se gustan", comentaba recientemente un experto en Irak.
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