"Nunca pensamos en vender, queríamos saber qué valíamos"
Calvo ha vuelto a sorprender con una campaña publicitaria. Todo el mundo tararea el pegadizo "sacatunn que pen que summun que tun". El presidente de la quinta industria conservera del mundo, José Luis Calvo (Carballo, 1935), garantiza la continuidad de esta empresa familiar a pesar de que hace un tiempo se especuló con su venta.
Pregunta. ¿Significa algo el sacatunn que pen que...?
Respuesta. Ni yo lo sé. Se lo han inventado los publicistas. Está colgado en YouTube y en tres semanas ya había recibido 135.000 visitas. Solemos ser distintos. Nuestras campañas sorprenden por simpatía o por fuerza. Es un anuncio de refuerzo de marca con unas palabras muy raras. Queremos decir: "Aquí está Calvo, somos líderes".
Voy cada mañana a la fábrica de Carballo. Todas las semanas paso por la de Esteiro, a lo que llamo visita de párroco
Mi padre se lanzó a la conserva porque el atún y las sardinas pasaban por delante de la puerta camino de A Coruña
P. ¿Lo lleva de tono en el móvil?
R. En casa casi todos lo tienen. Yo no, porque sería un escándalo tanto calvo.
P. ¿El anuncio "Atún claro, Calvo" que protagonizaron Jesús Puente y Juanjo Menéndez fue decisivo para el despegue de la empresa?
R. Sí, eran una pareja muy simpática. Ellos incluso aprovecharon el "claro, Calvo" y lo incluyeron en una obra de teatro que se llamaba Violines y trompetas que recorrió España. Fuimos pioneros. Nadie había hecho una campaña de conservas. A los cinco días, ya teníamos un conocimiento de marca del 75% y significó un gran desarrollo para Calvo. La idea fue de mi hermano Manuel, que falleció hace poco. Yo soy más hombre de fábrica.
P. ¿Resulta curioso que sea la única conservera del mundo que está a 18 kilómetros del mar?
R. Hay una en Italia que está a 200 metros del lago de Como. Está claro que una conservera sin puerto de mar era una aventura muy grande. Mi padre quería hacer una fábrica de carnes y se la prohibieron, como también una de fabada. Y se lanzó a la conserva porque el atún y las sardinas pasaban por delante de la puerta camino de A Coruña. Él fue muy importante, porque a todos los hermanos nos dejó jugar a trabajar en la fábrica y nos mantuvo unidos. Ahora, la tercera generación, de seis ramas, está igual de unida.
P. ¿Cree en el dicho que dice que la primera generación lo gana, la segunda lo mantiene y la tercera lo gasta?
R. Por desgracia, eso ha ocurrido en muchas empresas familiares. Pero nosotros nos hemos dado cuenta del tremendo error que sería, y, en vez de dividir Calvo entre varios hermanos, trabajamos todos para la casa y a nuestros hijos les hemos transmitido el sentimiento de unidad. Hace unos días se reunieron en A Toxa los 30 primos, sin ningún mayor, para hablar sobre la empresa.
P. ¿Ya se le ha ido de la cabeza la idea de vender la empresa?
R. Nunca pensamos en vender la empresa. A principios del año pasado vino mucha gente interesándose y queríamos saber qué valíamos. Encargamos un sondeo, pero cuando saltó la noticia se fue al traste todo.
P. ¿Y en cuánto la valoraron?
R. Pues no lo sabemos porque nos retiramos. Pero nunca intentamos venderla, aunque no hay cosa que no se venda, todo depende del dinero que te den. La tercera generación dijo que ella se hacía cargo. Nosotros ya estamos cansados. Ahora quiero vivir porque llevo 55 años trabajando.
P. Tiene 72 años, ¿sigue yendo a la fábrica?
R. Voy todos los días por la mañana a la de Carballo. Para los trabajadores es importante ver al propietario. Todas las semanas paso por la de Esteiro, a lo que llamo visita de párroco. Y luego, tengo las visitas de obispo a Marruecos, Brasil...
P. Creó nervios en la Xunta cuando se habló de venta...
R. Todos se movieron, sí. No sabíamos que éramos tan importantes. Se vendió Fadesa y la noticia duró tres días. Nosotros estuvimos durante más de un mes en todos los periódicos de España, de Italia, de Francia... Pensé que tenemos un marcón para movilizar a tantos.
P. Pescanova se llevó a Portugal la piscifactoría que iba a instalar en Touriñán. ¿Se sienten desprotegidos por el Gobierno?
R. A mí como Calvo nunca me han hecho daño. Me han apoyado siempre que hemos pedido cosas razonables.
P. ¿Le dio mucho la Xunta cuando se habló de la venta?
R. Dicen que nos van a ayudar, pero, de momento, no nos han dado nada.
P. ¿Nunca ha pensado en trasladar la fábrica de Caballo a otro lugar más rentable?
R. No, es nuestro pueblo. Sé que es muy feo, pero es mi pueblo. Además, mi teoría es que no quiero una fábrica en donde haya otras. Cuando entra un trabajador prefiero que no sepa nada de conserva ni de pescado, porque igual viene mal enseñado. Nosotros formamos a la gente con nuestra filosofía de trabajo.
P. La "máquina Calvo", la lata redonda, el pack de tres latas, la primera campaña de publicidad. ¿La innovación es su divisa?
R. Mi padre inventó la máquina Calvo, que fue la primera que hubo en Europa. En el año 56 daba 35 latas por minuto, una burrada en aquellos tiempos. Fabricamos unas 300 máquinas, ganamos dinero a costa de la competencia y me permitió conocer otras tantas fábricas de todo el mundo y sus secretillos. La lata redonda estaba inventada, pero en España se consumía el 95% en oval. Fuimos los primeros en introducir la lata redonda y al bonito, que es más blanco, le puse otro nombre: "claro". El binomio funcionó y nos distinguió de todos. El pack de tres lo vi en una feria en Parma con botes de cerveza. De Carballo salió en 1974 el primer pack de tres latas de conservas.
P. ¿Aguantará el mar tanta explotación?
R. El mar hay que cuidarlo. Las granjas son el futuro.
UN APASIONADO DEL FÚTBOL
Después de 55 años entregado al desarrollo de una empresa que nació en 1940, José Luis Calvo levantó el pie, aunque continúa yendo todos los días a la fábrica. La cabeza visible de una empresa que pertenece a seis hermanos (Manuel falleció recientemente) cree en la tercera generación, que ya ha empezado a tomar las riendas. A Chicho, como le llaman todos, le gusta dar largos paseos, leer y ver un buen partido de fútbol. En Carballo es una referencia no sólo por los más de 300 puestos de trabajo que ha creado. Calvo subvenciona a todos las entidades culturales y deportivas del ayuntamiento. Chicho incluso presidió el club Bergantiños cuatro años. Lo llevó hasta Segunda B. Ahora prefiere refugiarse los fines de semana en las isla de A Toxa para pasear y descansar.
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