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Reportaje:Automovilismo | El escándalo del espionaje de McLaren a Ferrari

"No puedo arriesgarme a una sanción"

Alonso justifica con "razones morales" haber enviado a la FIA la información confidencial que poseía - La Federación Internacional amenazó con retirarle su licencia - Los directores de McLaren comparecerán ante el Consejo Mundial el día 13

La vida es un tormento en el seno del equipo McLaren Mercedes. Si ya en los últimos meses la convivencia se había deteriorado hasta límites insospechados tras las discusiones internas producidas en el Gran Premio de Hungría, la confirmación de que Fernando Alonso ha enviado a la Federación Internacional del Automóvil (FIA) toda la información que poseía sobre el caso de espionaje de McLaren a Ferrari dio una vuelta de tuerca más a la insostenible situación. El equipo está completamente roto porque el paso que ha dado el piloto español obligará también a otros componentes de la escudería a responder al requerimiento de la FIA para evitar "las serias consecuencias que puedan derivarse", tal como especifica la carta que la federación mandó a varios pilotos, ingenieros y jefes de equipo. Pedro Martínez de la Rosa también ha respondido. Lewis Hamilton todavía no.

Alonso y De la Rosa ya han contestado a los requerimientos de la FIA. Hamilton, todavía no
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Ayer, McLaren envió un comunicado en el que anuncia que nadie del equipo hablará del asunto hasta el día 13, cuando se produzca la vista en la que sus responsables deben comparecer ante el Consejo Mundial en París. Las caras son largas. Ya no hay diálogo entre el equipo y Alonso. Y Luis García Abad, su representante, ha incrementado su nivel de nicotina porque sale mucho más a menudo a fumar. Ayer, sin embargo, Alonso confesó a algunos íntimos que lo que le había inducido a mandar la documentación que se le exigía a la FIA fueron razones morales y también coercitivas, ya que la federación les amenazó con quitarles la licencia por un periodo de hasta tres años. "Yo no puedo correr pensando que no actúo correctamente. Hay razones morales que me obligan con mi deporte", comentó a sus allegados; "además, no puedo esconder elementos que pueden ser desvelados por otros y correr el riesgo de que la FIA me acuse de haber escondido información y me sancione".

La misma situación vive De la Rosa. También él se ha visto obligado a mandar a la FIA información privada. En los dos casos, la información enviada fue mandada previamente a Ron Dennis, el patrón de McLaren. Ayer, Alonso se mostró molesto con algunas informaciones que le incriminaban directamente en contra de su equipo. "Lo único que yo he hecho", matizó, "es cumplir con un deber moral y responder a lo que me exigía la FIA. Yo no entro en valoraciones sobre el material que les he enviado. Eso deberán determinarlo ellos".

La FIA estima que el material que ha recibido por parte de los pilotos -básicamente, correos entre ellos e ingenieros, con comentarios y detalles técnicos- es suficiente para anular la convocatoria del Tribunal de Apelación y dar un paso atrás para que el Consejo Mundial revise el caso del espionaje y vuelva a dictar sentencia. La primera fue exculpatoria para McLaren porque, aunque dio por demostrado que poseía un dossier con información técnica confidencial de Ferrari, no logró demostrar que la conocieran otras personas en la escudería -además de Mike Coughlan, el jefe de diseño- ni que la hubiera utilizado en el desarrollo de sus coches. Para Max Mosley, presidente de la FIA, lo que demuestran algunos e-mails entre los pilotos de McLaren es que la información contenida en los dossiers de Ferrari circuló en el equipo y que, por tanto, era susceptible de haber sido utilizada. "Sin embargo, hay muchos datos técnicos que circulan de forma habitual entre pilotos e ingenieros de diversos equipos", comentó una fuente de McLaren; "aunque algunos e-mails contengan datos muy concretos, eso no significa que procedan del informe. Podrían haber llegado por alguna confidencia entre pilotos o ingenieros. Inculpar al equipo no será tan fácil".

La cuestión que ahora mismo está en el centro del huracán es: ¿quién le dijo a la FIA que existían esos e-mails y esa información interna escrita? La respuesta puede llegar de muchas partes: tal vez lo intuyó o se lo dijeron Coughlan o Nigel Stepney, los primeros implicados, o incluso alguien del mismo equipo McLaren. La cuestión es que el conocimiento de esta información fue el arma que utilizó la FIA para obligar a los pilotos a que les mandaran la información comunicándoles que, si colaboraban, tendrían inmunidad.

Tanto para Alonso como para De la Rosa, sin embargo, esta situación es embarazosa porque les obliga a desvelar una información que, de alguna forma, puede ser utilizada contra su propia escudería, McLaren. Y, como hasta el momento Hamilton no la ha enviado, la situación podría enrocarse contra el propio Alonso, que está luchando por reducir la diferencia de cinco puntos que le separan del británico y que no renuncia en absoluto a ganar el título. "Yo no creo que eso ocurra. El equipo seguirá dándome lo mejor a mí y a Hamilton porque lo que todos queremos es ganar. Se han publicado muchas barbaridades, pero el equipo y yo logramos abstraernos y centrarnos en correr".

Fernando Alonso, ayer en el circuito de Monza.
Fernando Alonso, ayer en el circuito de Monza.EPA

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