Bipartidismo desertizador
En sus ya obsesivas declaraciones, los dos grandes partidos estatales están actuando como grandullones abusones, fomentando la abstención y "desertización" ciudadana. En efecto: sin respetar a las minorías, que es lo más característico de la democracia, según analizó Stuart Mill, el PP quiere obligar por ley a que gobierne el partido más votado, aunque sea menospreciando a un porcentaje muy superior de votantes, incluso hasta los dos tercios, si sus partidos quisieran coaligarse para gobernar.
Completando esa tendencia nefasta al predominio absoluto de un "partido único" (de derechas o izquierdas, qué más da, o debiera dar, aquí), está el querer presentar las elecciones como un duelo singular de un jefe absoluto contra otro, como, respondiendo al distorsionante desafío de Zapatero, acaba de hacer también Rajoy, declarando a su vez que sólo gobernará si tiene un voto más que su -pretenden ambos hacernos creer- único contrario.
Necesitamos urgentemente un talante más democrático que, en vez de fomentar, combata ese y otros "trucos", incluso ya legales y obligatorios, como la ley d'Hondt, que tanto dañan y esterilizan nuestra vida política y, con ella, la social, cultural e incluso económica.