Tomas rompe el cántaro
Croacia pone fin a la racha de 28 victorias consecutivas de España en un mal día de la selección
El partido número 29 rompió el cántaro. España hincó la rodilla y purgó su mal día. Aún así, estuvo a punto de salvar la papeleta, pero Tomas la ejecutó con un triple escalofriante, pese a que media defensa española estaba achuchándole. Entró el lanzamiento del alero croata y se esfumó la posibilidad de ampliar la racha de 28 victorias consecutivas. Perdió España, algo que no sucedía desde hacía casi dos años, desde que fue vapuleada por Francia en el Eurobasket de 2005.
Resulta incomprensible que España no cortara el juego croata con falta a 40 segundos del final
Croacia fue superior en el rebote, letal en los triples y certera en los momentos decisivos
No parecía que hubiera nadie capaz de cantarle las cuarenta a España. Pero, superior en el rebote, letal en los triples y certera en los momentos decisivos, Croacia se llevó el gato al agua en un partido que tuvo un desarrollo muy engañoso, que por momentos dio la sensación de seguir el mismo argumento que los dos anteriores, contra Portugal y Letonia.
Croacia salió a la carrera, con mucha chispa, muy decidida a tocarle la fibra al campeón mundial. El equipo español se lo tomó con calma. Hasta un 2-7 llegó a estirar la cuerda la selección croata. Como otras muchas selecciones, la croata creyó encontrar la llave en los triples. Se cierra mucho la defensa española y eso la expone a ser abatida a base de lanzamientos de larga distancia, especialmente si delante deja que se acomoden el balón buenos tiradores como Ukic, Popovic o Tomas.
Al toque de corneta de Pau Gasol, el equipo español fue imponiendo su dinámica de juego con naturalidad y fluidez, sin prisa pero sin pausa, con cierta majestuosidad, como los días anteriores. La enorme calidad de su estrella sólo precisa que le metan algún balón interior para descerrajar la defensa rival, para dejar en evidencia la impotencia de, por ejemplo, Kasun, para frenarle. Es sólo el primer aviso.
Se destapa el recital de recursos técnicos y tácticos del equipo español. La defensa en zona intercalada con otra defensa presionante por toda la pista. Muerde el equipo, aplicado, machacón. La cuestión es que mediado el primer cuarto, los croatas ya empezaban a remar contra corriente.
Markota, el típico cuatro capaz de lanzar desde fuera con fluidez, se fue de Felipe Reyes y anotó dos triples que volvieron a apretar el marcador: 24-21. Pero la defensa española se había ajustado y los lanzadores croatas no podían ya prodigarse. Y Reyes, encima, igualaba dentro lo que Markota hacía desde fuera, con la ventaja de que además capturaba un montón de rebotes.
En ese aspecto dominó el equipo croata porque nadie complementó a Reyes. Pero los pívots españoles fueron mucho más certeros en los lanzamientos y eso, unido a las constantes pérdidas de balón de los croatas, dio la manija a España.
Los croatas se derretían. Ni en lo colectivo ni en lo individual ofrecían una réplica convincente. Cedieron una renta de 12 puntos (40-28). Pero mediado el tercer cuarto lograron dar con el punto de inflexión. Pau Gasol cometió una discutible falta personal en ataque, la tercera en su cuenta. Tuvo que reservarse en el banquillo para momentos más decisivos.
Entonces, también con Calderón en el banquillo, se sucedieron los errores de España en ataque y las facilidades en defensa. Los croatas sacaron el fusil y Tomas, Popovic y Kus volvieron a coser a triples el aro español. Hasta que empataron el partido a 58 puntos, con el agravante de que Marc Gasol y Rudy Fernández desperdiciaron cuatro tiros libres consecutivos.
La estrategia de los croatas era descarada. Echaron mano de sus pívots más complementarios, Banic y Barac, y decantaron su juego hacia el exterior, donde Popovic cogió la onda y descargó toda la metralla sobre la canasta española.
Croacia llegó con ventaja a los instantes finales (70-77) pero España consiguió darle una penúltima vuelta de tuerca al asunto, gracias a la defensa y a la mano de Rudy Fernández, el más decidido a comerse la defensa croata. Llegó a revertir la situación España (81-77).
Resulta incomprensible porqué entonces, quedando apenas 40 segundos para el final del partido y estando todavía en bonus -se podían cometer faltas sin ser castigadas automáticamente con tiros libres-, el banquillo español no dio la orden de cortar el juego croata con alguna falta.
Los croatas no se achicaron y clavaron dos últimos triples, uno de Kus y el otro de Tomas, que les dieron la victoria. Aun así, cuando Tomas anotó quedaban tres segundos, pero el último ataque español concluyó con una penetración de Rudy Fernández a canasta en la que todo el pabellón pidió falta personal. Los árbitros no la concedieron, pese a las protestas. Así concluyó el partido y la racha de imbatibilidad española. El mal menor es que se trata de una derrota en absoluto decisiva.
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