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Reportaje:Eurobasket | Grupos C y D

Las tribulaciones de Lituania

La prensa del país duda del equipo y arremete contra los jugadores discotequeros

El pasado fin de semana, L. T., el diario sensacionalista más popular de Lituania, abría sus páginas con unas suculentas fotos. Darius Songaila (Wizards), Linas Kleiza (Nuggets) y Sarunas Jasikevicius (Warriors), los tres nba de la selección lituana, apuraban sus últimos momentos de libertad antes del Europeo tomando unas copas, hasta altas horas de la madrugada y en buena compañía femenina. Las imágenes, que no dejaban lugar a la duda sobre la identidad de los personajes, dieron la vuelta al país, que, después de asistir a la irregular fase de preparación de la selección dirigida por Ramunas Butautas (cinco derrotas y seis victorias), reaccionó de modo diverso: de manera virulenta la prensa, decepcionada por las últimas actuaciones del equipo en Europeos y Mundiales; de modo más condescendiente los aficionados, que, con la vuelta de Jasikevicius y Siskauskas, han recobrado la ilusión.

Tanto es así que en Palma, considerada popularmente la 17ª provincia alemana, los aficionados lituanos son mayoría y ganan por goleada a los alemanes, que se han asomado al Palma Arena de manera bastante discreta. Los turistas germanos copan los hoteles, los restaurantes y los bares, pero en las gradas del pabellón mallorquín dominan el amarillo, el verde y el rojo, los colores de la bandera lituana.

Los nombres que figuran en la alineación de Butautas justifican el entusiasmo de los seguidores lituanos, que, pese a todo, se echan a temblar cuando leen la prensa de su país. Mientras los medios extranjeros sitúan de nuevo a Lituania, campeona en 2003 frente a España, entre los favoritos a conquistar el torneo, los periodistas bálticos arrugan el gesto. No olvidan la ausencia de Macijauskas, la figura más idolatrada junto a Jasikevicius. El escolta del Olympiakos ha renunciado a la selección y los analistas aseguran que la Lituania de 2007 no alcanza el nivel de la de Serbia en 2005 -entonces, una derrota, en cuartos, la relegó al quinto puesto- ni mucho menos de la de 2003, cuando se proclamó campeona de Europa. Sin embargo, es bastante más potente que la que se presentó, mermada por las deserciones, en el Mundial de Japón, en donde no pasó de la séptima posición.

"Si el equipo hace un buen papel en este Europeo, la historia de la discoteca será una anécdota más porque la gente piensa que, en sus horas libres, los jugadores también tienen derecho a divertirse", señalan los periodistas lituanos, que siguen con lupa la evolución de su selección, la única que se entrena a puerta cerrada en Palma. "Pero, si las cosas van mal", prosiguen, "entonces, las críticas arreciarán. Sobre todo, porque aquí se ventilan dos billetes para los Juegos Olímpicos de Pekín".

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