Los camiones siguen pasando por la Cañada Real pese a la alternativa de acceso al vertedero
La nueva vía sólo está abierta de once de la noche a a siete de la mañana
Esta suciedad de la Cañada Real Galiana, una hilera de casas apretujadas en su miseria, es pertinaz como el muchacho moreno y de ojeras negras que restriega la fregona. No hace más que levantar el polvo. Ahí está él, en su portal. Escrutando toda la porquería. Intentando limpiarla. Echando agua. Exprimiendo su enfado. "¿Por qué tienen que cruzar por aquí tantos camiones? Es un peligro", grita con voz de aguardiente. Sigue limpiando. Pero la suciedad no se va.
Tampoco desaparece el tráfico de vehículos inmensos, ruidosos, exhalando aire caliente, con ruedas del tamaño de los niños que corretean descalzos al borde de la carretera. Esa procesión de camiones va a descargar los desechos al vertedero municipal de Valdemingómez, al final de la cañada. El tráfico no cesa a pesar de que el pasado 22 de agosto el Ayuntamiento de Madrid abrió una carretera alternativa para calmar el disgusto de los vecinos.
Inconveniente: esa vía sólo está abierta de once de la noche a siete de la mañana. El resto del día, trabajan las máquinas. Consecuencia: en la Cañada Real Galiana están negros. Lo siguen pagando con los camioneros. Hay quien les tira piedras y les insultan. Suciedad.
La oscuridad todo lo calma. Los camiones de recogida municipal de residuos efectúan 322 portes al día por la entrada alternativa, que tiene su origen en la carretera de Valencia (A-3) en la calle de Francisco Álvarez. La salida a Madrid se hace por el camino de Pozuelo. Pero por la mañana los vehículos tienen que volver a la cañada, porque en el camino alternativo y temporal trabajan los obreros aplanando la tierra y asfaltando por tramos el firme de gravilla. Y eso lleva a la gresca. Se ve en la cara del guardia de la garita de la planta de Las Lomas. "A mí me han dado patadas en el coche. ¿Y qué haces? ¿Te bajas para que te corten el cuello?", se pregunta mientras mira a los ojos. "Pues no. Sigues y miras hacia delante".
El Ayuntamiento de Madrid tiene otro proyecto: una carretera permanente que deje libre de coches la cañada. Este empleado está contando los días para que la abran. No llegará hasta 2008.
El miedo no es aislado. Al pasar por la carretera de la cañada ve a gitanos con actitud desafiante, ancianas enjutas que cruzan la vía sin el menor cuidado y yonquis de ojos desorbitados que babean por una jeringuilla. Todo eso y suciedad. Y baches. "La calzada tiene muchos boquetes y hay que ir lento. Los gitanos aprovechan eso para hacer de las suyas", comenta un trabajador que prefiere no dar su nombre. "Yo lo tengo claro: siempre echo el seguro de la puerta".
Igual que Óscar. A la hora de la comida va al volante con prisas. No le agrada pasar por la Cañada Real Galiana. Nunca le han agredido. Y que no llegue ese momento. Dice que pasa cuatro veces al día por allí. Ve con buenos ojos la nueva carretera.
Y mientras llega, el asfaltado del camino de gravilla y las medidas policiales, en la Cañada Real Galiana permanecen las chabolas, la suciedad y los baches.
Trabajadores con escolta
Los trabajadores de los tres vertederos municipales de Valdemingómez (Las Lomas, La Paloma y Las Dehesas) tienen escolta. Cinco coches patrulla de la policía les acompañan en su ruta nocturna desde hace algo más de mes y medio.
Tienen miedo de que les ataquen. El sindicato CC OO se alegra de que tras cuatro años de espera estos empleados "hayan visto mejoradas sus condiciones laborales". Y recuerda: "Con esta protección policial sólo se ha resuelto el problema de unos 400 vehículos. Quedan aún unos 3.400 de recogida de basuras, limpieza viaria, jardinería e inertes, que se ven obligados a seguir circulando durante el día por esta carretera hasta que terminen las obras". El sindicato insta a las autoridades a que se incremente la seguridad policial. Quieren más compromiso. La única solución es el proyecto de una carretera alternativa que deje libre de coches la Cañada Real Galiana. Un portavoz del Consistorio asegura que no llegará hasta principios de 2008, pero nadie es capaz de explicar en el Ayuntamiento cómo será el proyecto. Las concejalías de Urbanismo y de Medio Ambiente no se ponen de acuerdo en si esa carretera depende de una u otra área.
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