El Betis resucita

Betis y Espanyol han gestionado sus esporádicas épocas de crisis de maneras diferentes. Mientras el conjunto catalán ha resurgido tras salvar el cuello en Primera y coquetear varias temporadas con el descenso, el Betis vive cada partido con un sufrimiento extremo desde hace demasiado tiempo. Le alcanza pese a todo en ocasiones para seguir vivo, aunque sea a empujones más que con brillo en su juego. Dos goles de Fernando y del brasileño Sobis en cuatro minutos le sirvieron al conjunto de Héctor Cúper -otro técnico que es un experto en el sufrimiento- para empatar en el suspiro final un encuentro que el Espanyol había enfilado con la dinamita en ataque de Luis García y que había creído concluido antes de tiempo.

Animado al principio, el Betis se desinfló tan pronto su rival descubrió que tras tanta fachada no había apenas fútbol y sí una defensa temblorosa y llena de agujeros por todas partes. Cuando Zabaleta encontró a Luis García, la retahíla de peones de Cúper se vino abajo como un castillo de naipes tumbados por el viento. Sólo el argentino Pavone inquietó como respuesta a Kameni en la parte opuesta del campo. Así que Luis García, dispuesto a acabar pronto la faena, sacó a pasear su zurda de oro para dejar a los béticos casi al borde del desmayo. Y los aficionados, claro, con cara de mosqueo ya en la segunda jornada de Liga, por la mala pinta del equipo.

Puestos a morir matando, Odonkor se echó el Betis a la espalda en la segunda parte, con el Espanyol tan tranquilo y confiado ante la ineficacia del rival. Pero Kameni se fajó una y otra vez ante el delantero: primero en un balón largo que Odonkor remató demasiado cruzado a su salida, y luego después de un centro de Sobis. Ni siquiera Pavone, solo ante el portero, acertó contra el camerunés cuando apenas tenía que situar el balón entre los tres palos.

El Espanyol mandaba en el partido con la ley del mínimo esfuerzo y tampoco hizo mucho más por aumentar su ventaja. Ni siquiera cuando la defensa bética pareció querer suicidarse y encadenó una serie de fallos que dejó a Luis García otra vez solo ante Ricardo. El portero tocó esta vez lo justo para que el balón se fuera al poste y lo alejara la defensa, y el equipo intuyó el perdón como una señal para la remontada.

Y, de repente, el despertar, la revolución, y el Betis que resucita como si hubiera recibido una inyección de vitaminas. En dos acciones casi seguidas, Fernando y Sobis revivieron al equipo.