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La ofensiva terrorista

Los ataques al otro lado de la frontera son 'kale borroka', según los agentes franceses

Elena G. Sevillano

La campaña de atentados con tintes nacionalistas contra intereses inmobiliarios y turísticos que vive el País Vasco francés desde hace varios meses preocupa cada vez más a los cuerpos policiales franceses dedicados a la lucha antiterrorista. Son conscientes de que comparten con el otro lado de la frontera un problema de kale borroka, término que usan para referirse tanto a los incendios de segundas residencias en zonas rurales como a los ataques a pedradas contra agencias inmobiliarias en la zona de Biarritz.

Los investigadores están sobre la pista de "militantes radicales en la órbita de Segi y Jarrai, gente muy cercana a ETA", que han recrudecido sus acciones violentas en el País Vasco francés desde marzo de este año, según fuentes policiales francesas. Esta nueva oleada de atentados, que ya había tenido precedentes en los periodos 1996-1997 y 2001-2002, sería la respuesta a las consignas de la dirección de la banda para intensificar las acciones contra objetivos relacionados con la especulación inmobiliaria en todo el territorio de Euskal Herria.

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Los investigadores encontraron esas consignas, según las mismas fuentes, en varios documentos incautados al comando Donosti tras su desarticulación, en marzo de este año. La Guardia Civil detuvo a ocho presuntos miembros de ETA en una operación desarrollada en Guipúzcoa, Álava y Navarra.

Ningún detenido

Fuentes policiales confiesan que la investigación está resultando "bastante difícil". De momento, no ha habido ningún detenido por la veintena de atentados cometidos en los últimos seis meses contra casas de veraneantes de fuera del País Vasco francés, agencias inmobiliarias y otros objetivos turísticos.

La policía considera que los grupos que actúan ahora no son herederos de la organización terrorista Iparretarrak, que también perpetró cientos de ataques contra objetivos inmobiliarios en los años ochenta y noventa, ya que la consideran extinta.

Los expertos manejan la hipótesis de que estos grupos trabajan, aunque a otra escala, de un modo similar a cómo se organiza ETA: un comando legal (no fichado) encuentra y marca los objetivos y otro actúa. Así se explicarían los casos de granjas alejadas de núcleos urbanos, de difícil acceso, que han sido quemadas. Alguien que conoce la zona informa para que otras personas coloquen los artefactos incendiarios.

Las pesquisas de la policía francesa que se ocupa de la lucha antiterrorista ya no se centran en el sudoeste, el departamento de Pirineos Atlánticos, sino se han extendido a todo el territorio francés. Según fuentes policiales, "los activistas de ETA tienen escondites por toda Francia, e incluso en otros países", según fuentes policiales.

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Sobre la firma

Elena G. Sevillano
Es corresponsal de EL PAÍS en Alemania. Antes se ocupó de la información judicial y económica y formó parte del equipo de Investigación. Como especialista en sanidad, siguió la crisis del coronavirus y coescribió el libro Estado de Alarma (Península, 2020). Es licenciada en Traducción y en Periodismo por la UPF y máster de Periodismo UAM/El País.

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