_
_
_
_
Reportaje:

El turista cambia la playa por el museo y la tienda

Girona vive un agosto atípico de gran animación por los visitantes frustrados de la costa

De la playa al museo. Este agosto de chubascos está haciendo más por el tan cacareado y deseado cambio de modelo turístico que los esfuerzos de los gobiernos. El turismo cultural, que ya de por sí anima a los visitantes extranjeros a viajar a Barcelona, ha llenado de gran animación la ciudad de Girona, que vive un agosto atípico.

Calles atestadas en el barrio viejo, colas para entrar en los cines y mucho ambiente en los ejes comerciales son algunos de los signos de un mes distinto en la capital gerundense. La oficina de turismo de Figueres también confirma que en los últimos cuatro días ha recibido más visitas que en el resto del mes. "Está muy animado. Mala suerte para la costa, pero a nosotros nos favorece", dice.

Más información
Los comerciantes, los más contentos

"Hoy me costó muchísimo aparcar", explica Sonia Grau, empleada de una céntrica panadería de Girona. El motivo, la cantidad de vehículos que se desplazan desde la costa. "A mal tiempo buena cara, y la visita al barrio judío vale la pena", aseguró Carlos Ruiz, un madrileño que pasa una semana en Calonge (Baix Empordà).

Ataviados con chubasquero y con caras de resignación, una familia holandesa que veranea en Empuriabrava cambió los canales "a punto de desbordarse por las lluvias" por la oferta del Museo del Cine de Girona. "Ayer estuvimos en el Dalí de Figueres y hoy, aquí", añadió Chantal Boers, la madre.

En la zona comercial, tiendas de ropa y calzado registraron ayer una importante afluencia de público. Aún quedan restos de rebajas, pero los turistas extranjeros aprovecharon para hacer alguna compra de temporada. "Hay muchos franceses que se equipan ahora para el otoño", comentó una empleada del Zara. El ambiente en bares y cafeterías, normal para una jornada de agosto. Eso sí, colas a la hora de la merienda en panaderías y confiterías.

El turista de vacaciones suele estar de buen humor, pero los comentarios en los alrededores de los iconos turísticos de Barcelona circulan cargados de ironías y un punto de frustración.

"Visitamos Barcelona en febrero. Nos gustó muchísimo. ¡Y hacía un sol! Decidimos venir una semana en agosto. Porque somos de Bergerac (Aquitania, Francia) y allí el verano es muy frío", explica Vincent Bergeon, junto a su mujer y sus dos hijas, haciendo cola para entrar en la Casa Batlló.

Ayer, los Bergeon tenían previsto visitar el parque Güell, pero el aguacero de la mañana retrajo a la familia, que ha ido de museo en museo, que ha decidido marcharse un día antes y que va armada del nuevo complemento que se suma a la indumentaria típica del turista, junto a las bermudas, las sandalias, las gafas de sol, el mapa de la ciudad y la cámara de fotos: el paraguas. Sus hijas Emmeline y Melisande no han podido ir a la playa.

Davin, de Kansas City, y Emily, de Saint Louis (Missouri, EE UU), confiesan justo antes de entrar en La Pedrera que llevan la misma ropa desde que llegaron el pasado domingo. "Trajimos sólo un jersey. Si esto sigue así habrá que comprar un chubasquero, porque alquilamos una moto y esta mañana (ayer) nos quedamos empapados", añaden, entre risas.

A su lado, el italiano Giovanni, que viaja con un grupo de amigos, comenta: "¡Va, hemos venido desde Nápoles en busca de la lluvia catalana! Menos mal que nosotros también tenemos mar". La canadiense Patricia, que escucha la conversación, apostilla: "La lluvia no es un problema. Pero la ciudad está sucia".

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_