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HUMORISTAS
Columna
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La alegría de vivir

Hoy quiero hablarles de los siete días de la semana, pero sobre todo de la felicidad.

Mi amigo Paco siempre había odiado los lunes. Tanto es así que empezó a estar triste los domingos por la tarde porque al día siguiente es lunes. Eso es algo que nos ocurre a casi todos, pero este hombre dio un paso más y despreció también los sábados, porque al día siguiente es domingo, día triste porque al día siguiente es lunes, día tristísimo. Pero no se detuvo ahí. Odió también los viernes, porque al día siguiente es sábado, día triste porque al día siguiente es domingo, día triste porque al día siguiente es lunes, día tristísimo.

Y, claro está, mi amigo no pudo parar. Empezó a odiar los jueves, porque al día siguiente es viernes, día triste porque al día siguiente es sábado, día triste porque al día siguiente es domingo, día triste porque al día siguiente es lunes, día tristísimo.

Llegó luego el odio a los miércoles y a los martes, y así completó absurdamente la semana, despreciándola toda. Hasta que ocurrió algo.

Un lunes, sin saber por qué, mi amigo se sintió feliz. Se dio cuenta de que no era un día especialmente amargo, que podía incluso tener momentos buenos si se lo proponía. Cerró los ojos y, como un milagro, empezó a amar, hacia atrás, todos los días de la semana. Amó el domingo porque al día siguiente es lunes, día en el que uno puede ser feliz si se lo propone. Y amó el sábado, día feliz porque al día siguiente es domingo, día feliz porque al día siguiente es lunes. Y continuando su marcha en sentido inverso, amó los viernes, los jueves, los miércoles y los martes.

Cuando Paco me explicó su metamorfosis parecía una especie de iluminado. Había llegado a una conclusión tan obvia, tan tópica, tan machaconamente repetida a lo largo de la historia, que hasta daba vergüenza escucharle, pero indiscutiblemente tenía razón. Es bonito que hoy sea un día de la semana, y no importa como se llame, porque estamos aquí y dentro de poco no tendremos jueves, ni martes, ni domingos por la tarde, ni lunes por la mañana.

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