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La universidad alerta de las obras de un salto en el río Umia

Desde que, a mediados de junio, comenzaron las obras de la nueva minicentral del Umia, el Salto de Ermida, entre Moraña y Cuntis, la empresa responsable (Técnicos Asociados Gallegos, Tasga SL) sólo recibe críticas, inspecciones y denuncias. Augas de Galicia ha anunciado que extremará la vigilancia en la zona y el Ayuntamiento de Cuntis ha encargado un informe a la Policía Local después de que la asociación cultural O Fervedoiro denunciase en su web las supuestas irregularidades en los trabajos. Dependiendo del resultado de este informe, el gobierno local no descarta la paralización cautelar de las obras.

Por su parte, el mismo día que comenzaron los movimientos de tierras, un equipo de investigadores de la Escuela de Ingenierías Agrarias de Valladolid inauguró una toma periódica de muestras de agua que se prolongará un año. Para llevar a cabo estos controles, la universidad firmó un convenio con el grupo Tres Mares, propietario de la piscifactoría Truchas del Umia, una productora de alevines de trucha arco iris situada a 400 metros del lugar en el que se construye la minicentral.

Esta empresa perdió 40 toneladas de alevines cuando Engasa construyó, en 2003, otra minicentral cuatro kilómetros aguas arriba, y en esta ocasión ya ha presentado una denuncia contra Tasga ante la Comisión Europea. Para poder probar los daños que le causan las obras de las minicentrales, Tres Mares encargó la vigilancia al equipo de ingenieros, y ante los resultados del primer estudio que ayer se dio a conocer, el criadero advierte de que están "en peligro 100 puestos de trabajo directos" (correspondientes a una planta de alevines y otra de truchas).

Sustancias tóxicas

Según este departamento universitario, las medidas correctoras, durante las obras, están siendo "insuficientes" y no palían los "efectos negativos sobre el cauce". Los sistemas de control (mallas y balsas de decantación) fueron ideados para sólidos gruesos como cantos rodados y bloques, pero no impiden el paso al curso del río de la grava, la arena y "contaminantes tóxicos como lubricantes, carburantes, lechadas de hormigón o compuestos selladores y estabilizadores". Según la universidad, "ante un derrame puntual, la contaminación está asegurada", además, la tala de árboles elimina la sombra y produce un calentamiento de las aguas, y la actual turbidez del río puede hacer desaparecer las plantas y provocar dificultades respiratorias, lesiones cutáneas, estrés y desnutrición en la fauna.

En esta misma línea, la asociación ecologista Adega exigió ayer la "paralización inmediata de las obras" ante el temor de que propicien la extensión del alga Microcystis. Esta planta invasora se vuelve tóxica en aguas estancadas y en 2006 colonizó el cercano embalse de A Baxe, en Caldas, convirtiendo en peligrosa el agua de la traída.

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