Nuevo golpe a 'Valquiria'
El rodaje de la polémica película en la que Cruise es Stauffenberg se complica por un accidente con 11 figurantes heridos. La policía berlinesa ha abierto diligencias por presunta negligencia
El rodaje de Valquiria, de Bryan Singer, parece estar gafado. Primero se topó con la radical oposición de los círculos militares, religiosos y políticos de Alemania que no aceptan que Tom Cruise, paladín de la cienciología, interprete al coronel Stauffenberg, el héroe nacional alemán que intentó matar a Hitler en 1944. Después, esta polémica tuvo sus consecuencias prácticas: al equipo se le impidió filmar en algunos escenarios reales. Ahora las cosas se complican aún más. La policía berlinesa abrió ayer diligencias contra la productora de la película, United Artists -Cruise participa en ella-, por los daños sufridos el domingo por once figurantes, que cayeron de un camión durante el rodaje por las calles de Berlín. La plataforma se desprendió y alguno de esos actores -uno resultó herido grave- ya había advertido de que el vehículo no estaba en condiciones.
El accidente ha venido alimentar el debate sobre la película en Alemania, donde la cienciología se considera una secta peligrosa y se vigila por parte de los servicios secretos. Las críticas, por tanto, se han sucedido desde que se conocieron las intenciones de Singer y Cruise. El especialista en sectas de la Iglesia evangélica de Berlín-Brandenburgo Thomas Gandow comparó al actor con lo que serán sus adversarios en la película. El religioso lo acusó de ser "ministro de Propaganda de una secta totalitaria" llegado a Alemania "para facilitar la labor" de los cienciólogos. Un hijo de Stauffenberg, Berthold, le pidió en público "que quite sus manos" de su padre.
A pesar de que el filme cuenta con subvenciones públicas de unos cinco millones de euros, los productores tuvieron dificultades para acceder a los escenarios originales que siguen en pie. Les vetaron definitivamente los trabajos en el Bendlerblock, edificio militar en cuyo patio fueron ejecutados el 21 de agosto de 1944 Stauffenberg y otros tres conspiradores, un día después del atentado frustrado contra Hitler en la Guarida del Lobo, su cuartel general en el este.Tras un reiterado toma y daca, se permitió que ondearan esvásticas durante este fin de semana frente al edificio del Ministerio de Hacienda de Berlín, que albergaba en los cuarenta al Ministerio del Aire.
El director del Centro Conmemorativo de la Resistencia Alemana, Peter Steinbach, dudó de la capacidad de Cruise, "superman", para escenificar el debate interior de Stauffenberg y el grave paso que supuso para él como militar la organización del atentado de 1944.
Este debate interior llevó a Stauffenberg a atentar contra el hombre al que juró lealtad como miembro de las Fuerzas Armadas. Descendiente por línea paterna de la nobleza católica del sur de Alemania y por la materna del general prusiano August Wilhelm von Gneisenau, Stauffenberg perteneció en su juventud al elitista círculo del poeta Stefan George, cuyas máximas citó toda su vida. El muy leído retoño de militares insignes emprendió en 1926 la carrera de las armas. Tenía 19 años. Durante los primeros años del nazismo fue un firme defensor del régimen, lo que junto a sus méritos propició su ascensión en el ejército.
Entrada la II Guerra Mundial, el conde sufrió graves lesiones en el frente africano que lo dejaron tullido. Durante su recuperación supo de las catástrofes del frente ruso, entendió que la guerra estaba perdida y se enteró de los crímenes cometidos por las SS y el ejército alemanes. El aristócrata contactó con círculos de la resistencia integrados por altos mandos del ejército que confabulaban en la clandestinidad con políticos socialdemócratas y democristianos.
Parece obvio que pocos activistas antinazis favorecen tan bien como Stauffenberg la rehabilitación de una Alemania capaz de escapar a la obediencia ciega. Está lejos de cualquier sospecha de comunismo, socialismo o de simpatías democráticas. Aunque tardaron décadas en percatarse, 63 años después del atentado del 20 de julio la figura de Stauffenberg es hoy favorita de los conservadores.
Su más vehemente defensor lo encontró Cruise en Florian Henckel von Donnersmarck. El director de La vida de los otros y ganador del Oscar denunció en un largo ensayo que Stauffenberg y sus colaboradores fueron tratados en la posguerra como "traidores a la patria, como antialemanes, y ahora nos parece que incluso la mayor estrella de la nación vencedora no es suficiente para interpretar a nuestro Übermensch".
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