Cursillo prematrimonial
Cómo es Hollywood. Siempre se las arregla para marcarnos la agenda. ¿Desde cuándo no se hablaba en este país de cursillos prematrimoniales? Pues más o menos desde que todo el mundo aspiraba a conseguir la píldora o pilule, como se decía entonces. Ahora bien, ha bastado que Robin Williams haga una película para que vuelvan a despertarse aquellos fantasmas del coyundar para procrear y amar es no tener que decir nunca lo siento. Puesto que las cosas están así, me gustaría contribuir al buen funcionamiento de las parejas por la vía de la lengua, ya que este músculo ocupa la mayor parte de la vida en común y conviene dominarlo.
Empezaré con cierta observación extraña de Ségolène Royal: "Para muchos hombres es incompatible ser mujer y mandar". La verdad es que habría que decir para todos, porque ser mujer, aunque no se mande, sólo está al alcance de las mujeres. El PSE -¿será cosa del socialismo?- también incurría en un desliz parecido al considerar que "todas sus miembros" -hablaba de Ahotsak, lo que podría explicar el gazapo o gazapa- deberían condenar la violencia de ETA. Y por aquello de las partes concomitantes, no estaría de más traer el consejo de una sexóloga de guardia, que dijo: "Lo más adecuado para que esto no pueda ocurrir es procurar ir al baño antes de empezar la relación, para vaciar su contenido". ¿No querría decir que habría que vaciar otra cosa y no la propia relación? A lo mejor por eso cierta actriz decidió, después de cancelar su boda con un empresario, preparar "una autobiografía de su vida". ¿De qué vida iba a ser si se trataba de una autobiografía? Algo parecido debía de tener in mente cierto diputado del PNV que hablaba de que la justicia podía erigirse en "sucedánea de sí misma", olvidando que el adjetivo sucedáneo se usa generalmente como sustantivo masculino.
Cierta actriz decidió preparar "una autobiografía de su vida". ¿De qué vida iba a ser?
Hay ciertas inexactitudes que a veces provienen de un exceso de exactitud
Y hablando de vidas, qué bonito es ver que llegan nuevas, aunque se anuncien torpemente en titulares como este: "Irizar supo que tendría un niño por la bolsa azul". Ni que fuera un canguro cianótico. La genética es lo que tiene: "El joven Andy es una copia total"; ¿no será conforme? Aunque cuando fallan las cifras es peor. ¿Cómo se puede titular alegremente: "La hiperactividad afecta al 5% de los niños y causa el 50% del fracaso escolar?" Será porque ciertos niños son tan hiperactivos que se comen hasta las estadísticas.
Aunque para comer, resultaría un tanto complicado hincarle el diente a la receta que concluye con un extraño ingrediente: "Le añado una lata escurrida de huevas de bacalao en conserva partida en dados", a menos que el cocinero aspire a la cuadratura del círculo. Y por aquello de la oportunidad no estará de más recoger el ingenioso juego de palabras que pretendía quien escribió: "No hay cadena que se precie sin un cocinero en su parrilla". ¿Es tan difícil entender que las parrillas en TV no son las de asar?
Es que hay ciertas inexactitudes que a veces provienen de un exceso de exactitud, como la de quien garabateó "había herrumbres oxidadas", o la de quien dijo por la tele "permanentemente cada momento", o la del que soltó: "Al parecer, ella tenía aire en los pulmones y fue ingresada en la UCI". Es cierto, sin aire en los pulmones habría ingresado en la morgue. Claro que, cuando encima no se domina el tema se puede decir: "Hallan en Levante un insecto invertebrado". Lo cierto es que si llegan a encontrar un insecto vertebrado la noticia habría sido mundial.
Hay muchos que se enredan solos, como lo muestran estos ejemplos: "Y es que el olor a vino que impregnaba alguno de los espacios se dejó sentir especialmente cuando el Rey y sus acompañantes accedieron a la terraza" (¿y sólo castigan a El Jueves?); "El clima se ha hecho más extremoso, con los meses fríos más fríos y viceversa", o sea, los fríos más meses. Y no me querría despedir sin felicitar a nuestros agentes de policía, ya que según el tribulete de turno se acercaron al sospechoso "física y psicológicamente". ¿Por qué no también químicamente? ¡Qué cruz!
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