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MI AVENTURA | EL VIAJERO HABITUAL
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

En el castillo de Tintín

CUANDO se visita el valle del Loira, en Francia, uno se acostumbra a los nombres regios que llenan las guías de viaje: Diana de Poitiers, François I, Enrique II, Leonardo da Vinci, etcétera. Cada castillo está relacionado con un personaje histórico. Figuras que han sido decisivas a la hora de definir los estilos decorativos y arquitectónicos que existieron en Francia desde el Medievo hasta el Renacimiento. Sin embargo, una de las fortalezas difiere del resto: la del Capitán Haddock y Tintín.

Una excelente manera de celebrar los 100 años del nacimiento de Hergé (nacido en 1907 en Etterbeek, un pequeño pueblo belga) es visitar el castillo de Cheverny. El autor de las aventuras de Tintín y Milú se inspiró en este conjunto de proporciones perfectas para dibujar Moulinsart, la morada del antepasado del Capitán Haddock, el irascible Caballero de Hadoque. El dibujante lo transformó en la residencia belga de este personaje en el cómic El tesoro de Rackham el Rojo.

Al castillo del álbum sólo le faltan, para ser idéntico al original, dos pabellones laterales. Las chimeneas, los techos, las ventanas, el cuerpo central e incluso el diseño de los jardines reproducen cada detalle del castillo de Cheverny. Y para perdernos en el imaginario de Hergé, nada mejor que pasearse por la exposición Los secretos de Moulinsart. Los dueños del castillo, junto a la Fundación Hergé, han recreado a tamaño natural las viñetas de Tintín donde aparece el castillo. En la muestra se tiene la impresión de estar dentro del cómic: se visitan los sótanos del castillo de Moulinsart donde fue enterrado Tintín en El secreto del unicornio; se curiosea entre los objetos de la habitación de este intrépido reportero; se inspecciona el taller del profesor Tornasol, donde se encuentra un submarino con forma de tiburón. Asimismo, nos podemos perder en la sala donde ensaya Bianca Castafiore (Las joyas de la Castafiore) o en el salón del anfitrión.

Quien sufra el síndrome de Tintín no debe abandonar el valle del Loira sin haber visitado Moulinsart. Es decir, Cheverny.

El autor, en la muestra sobre Tintín, en el castillo de Cheverny.
El autor, en la muestra sobre Tintín, en el castillo de Cheverny.

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