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Reportaje:

Magia para emergencias

Un joven improvisa trucos de cartas en un avión 'en cuarentena'

Silvia Blanco

Omar Issa hizo el pasado sábado el número de magia más difícil de su vida. Volvía de Ammán (Jordania) en un vuelo con escala en Amsterdam junto a su padre. Cuando estaban a punto de llegar a Madrid, un rumor se extendió por el avión: un pasajero japonés, de 19 años, había empezado a sentir temblores, fiebre y espasmos. Cuando el avión se detuvo en Barajas, se indicó a los pasajeros que, en lugar de salir, debían mantenerse en sus asientos. El nerviosismo comenzó a extenderse. "De repente, aparece por la puerta un médico con otras tres personas, todos con mascarillas, y una bombona de oxígeno", cuenta Omar. En este punto, la gente ya estaba más que nerviosa. "Al principio, nos dijeron que iban a tardar sólo media hora, hasta que pudieran ver qué le ocurría a ese pasajero, pero yo, que soy farmacéutico, sabía que mínimo iban a ser dos horas". Al final, fueron cuatro. "Los pasajeros japoneses se empezaron a poner, de repente, unas mascarillas que llevaban en los bolsos. Fue bastante gracioso", explica Omar.

"Los pasajeros japoneses se empezaron a poner, de repente, unas mascarillas", recuerda Omar

Les comunicaron entonces que se había activado un protocolo de seguridad, que no podían salir ni tampoco podía entrar agua o alimentos. Estaban como en cuarentena, pero en un avión.

Entonces entró en acción Omar. Además del clásico show del azafato de turno explicando cómo ponerse un chaleco salvavidas, el centenar de pasajeros que iba en ese vuelo asistió a un número de magia improvisada: "Saqué mi baraja y le dije a mi padre que igual tranquilizaba a la gente con un par de trucos. Él me miró y me preguntó '¿Tú crees que es oportuno?' Salí a la zona de primera clase para que todo el mundo me pudiera ver, como si fuera un escenario. Los médicos actuaban en la cola del avión.

Con los holandeses hablaba en inglés, los japoneses sólo miraban y los 60 españoles estaban encantados al ver cómo adivinaba todas las cartas que elegía". El chaval es un crack. Ni Anthony Blake aguanta tres horas de trucos ante unos pasajeros que, no sólo están agotados tras siete horas de viaje en avión, sino que están enfadados porque pierden sus enlaces.

Su número estrella, cuando saca la baraja, consiste en saber, sin mirar, qué carta ha elegido la otra persona. En otro, de los más celebrados en el avión, un pasajero selecciona una carta, la mira, la vuelve a meter en la baraja y la mezcla. Y él la encuentra. "Practico el mentalismo desde pequeño, he leído muchos libros de magia y veo muchas actuaciones en televisión y en Internet. Pero, sobre todo, practico desde hace tres meses. Allí tuve que sacar todo mi repertorio porque una hora de espectáculo, como el que le hago siempre a mi familia, cansa un poco", asegura Omar en la casa de vacaciones de la familia en Almorox (Toledo).

Al final, el comandante salió de la cabina y se le unió en el espectáculo. Él también se sabía algunos trucos con las cartas. Cuando todo acabó, el pasaje aplaudía. Se despedía diciendo "Adiós, mago". Él, de momento, intentará hacer magia en septiembre para aprobar la selectividad y acceder a la carrera de arquitectura. La otra magia es sólo para emergencias.

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Sobre la firma

Silvia Blanco
Es la jefa de sección de Sociedad. Antes ha sido reportera en El País Semanal y en Internacional, donde ha escrito sobre migraciones, Europa del Este y América Latina.

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