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Reportaje:ZARZUELA

La gran lección de canto de un tenor

Plácido Domingo triunfa en Salzburgo con un programa de zarzuela

Las aguas tranquilas del Festival de Salzburgo alcanzaron cotas de turbulencia inusuales. En un abrir y cerrar de ojos cancelaron sus actuaciones Rolando Villazón y Anna Netrebko, la pareja mediática por excelencia. Se tambaleaban, es curioso, algunos cimientos del nuevo Salzburgo, con sus cotas de divismo y su necesidad imperiosa de éxitos. A Netrebko, en un programa montado con Pergolesi como centro, la sustituyó Christine Schäfer, esa chica para todo que saca las castañas del fuego a unos y otros, y el público la recibió con una ovación de gala. Fue bonito el detalle. La soprano alemana sacó a flote su extraordinaria personalidad desde el comienzo, ajustándose a las indicaciones de Andrea Marcon y la Orquesta Barroca de Venecia y consiguiendo una emotiva versión de Se pietà de mi non senti, del personaje de Cleopatra en Julio Cesar, de Haendel.

El cantante dio una lección de profesionalidad ante un público nada familiarizado con la zarzuela

Villazón compartía cartel con Plácido Domingo en un programa dedicado a la zarzuela. Le sustituyó la soprano de Puerto Rico Ana María Martínez. Unas semanas antes habían cantado juntos en el Teatro Real madrileño, bajo la dirección de López Cobos. El Festival acusó, en cualquier caso, el cambio y el síndrome de la improvisación empezó a asentarse en el reino del orden y la seguridad. El concierto comenzó con 35 minutos de retraso sobre el horario anunciado.

Hubo que retirar a última hora, precipitadamente, varias filas de butacas añadidas en los laterales y no se incorporaron los textos de las romanzas de zarzuela ni sus traducciones al alemán en los programas de mano. Que esto pase en Salzburgo es tan raro que obliga a pensar en nervios, falta de reflejos y fallos organizativos. Luego salió Domingo y las aguas volvieron a su cauce, terminando la fiesta en apoteosis, con un despliegue un poco baboso al final de elogios sin freno, con la presidenta del festival, Helga Rabl-Stadler, como anfitriona, mientras al tenor se le entregaba la medalla de oro de Salzburgo, por sus 50 actuaciones en la ciudad en los últimos 32 años.

El debate sobre la conveniencia o no de los divos se acaba de inmediato con cantantes como Domingo. Sus intervenciones, apoyándose fundamentalmente en títulos de Moreno Torroba, fueron extraordinarias, con hitos insuperables en las romanzas de La del soto del parral o La tabernera del puerto, que puso al público en pie. Fraseo, fuego, estilo. Domingo dio una lección de canto y profesionalidad ante un público nada familiarizado con este repertorio.

Plácido Domingo, tras recibir ayer un galardón por su carrera, con la presidenta del Festival de Salzburgo.
Plácido Domingo, tras recibir ayer un galardón por su carrera, con la presidenta del Festival de Salzburgo.EFE

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