¿Biquini, 'triquini' o 'tanquini'?
De paseo por la playa para descubrir los nuevos tipos de bañadores femeninos
Si esta próxima temporada otoño-invierno, los diseñadores, tras más de cuatro años predicando en el desierto de la modernidad, logran que las mujeres vuelvan a ponerse pantalones de talle alto, seguro que el verano que viene también consiguen que los bañadores de una pieza vuelvan a ser los reyes de la playa. De momento, las pasarelas y los listados de tendencias del verano se llenan de bañadores y triquinis (que es como llamar amor al sexo), cada vez más sofisticados y seductores, pero todavía no lo suficiente como para hacerse con los corazones de las bañistas menos osadas.
En la playa de San Sebastián, en Barcelona, preguntamos por qué nadie se atreve con los triquinis con broches de Dsquared2, o con la fantasía multicolor de Cavalli y las respuestas van en dos claras direcciones: una supuestamente práctica "deja marcas", otra desfasadamente generacional "eso lo llevaba mi abuela". La opción intermedia, el tanquini (una camiseta y una braga), no soluciona las marcas del bronceado, pero, al menos, contenta a chicas -dos piezas, eliminamos la sombra de la abuela- y a diseñadores -más tela para lucirse-. Además, según la experta en moda de los grandes almacenes neoyorquinos Macys', Laura Schara, "esa parte de tela que queda sobre el abdomen ayuda a definir una forma más estilizada, ya que ésa es la zona más estrecha del cuerpo de la mujer y un poco de ropa allí ayuda a resaltarla". Pese a las virtudes estéticas, la propuesta seguramente tardará en cuajar. Así, volvemos al biquini, cuyas formas y aproximaciones empiezan a entrar en el terreno del revival. "Este año lo que vemos es un compendio de todas las tendencias que han nacido o vuelto durante el siglo XXI", comenta Schara. A saber, la fantasía de los setenta en piezas de tamaño mini, bordados... También reaparece el punk de los ochenta, con sus colores estridentes y sus piezas desparejadas. Esta última solución llega promocionada por Kate Moss y abrazada por marcas como Calvin Klein o Custo, algunas de las firmas que venden piezas sueltas -comprando por separado te aseguras que la parte de arriba y la de abajo quedan bien-. Finalmente, el glamour hollywoodiense se manifiesta en biquinis marineros y, sobre todo, en detalles metálicos años cincuenta. Y son estas más o menos novedosas aproximaciones al biquini -ya no hablamos de braga brasileña o culotte, por obvio y socorrido- las que reinan hoy en una playa en la que ondea la bandera amarilla por plaga de medusas. ¿Ven, señoras? Con un buen triquini podrían nadar más protegidas.
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