Triunfos y triunfitos
Recorren España durante meses. Actúan en estadios y verbenas. De Fito y Fitipaldis a David Bisbal, pasando por Maná o Serrat y Sabina, las giras del verano encuentran una nueva fórmula: más fechas y menos conciertos en grandes escenarios
"¡Llega a Caspe!". La instantánea que ilustra el cartel, colgado desde hace semanas en las calles de este pueblo de la provincia de Zaragoza, inmortaliza a Fito Cabrales, guitarra en mano y encima de un escenario. El cantante de Fito y Fitipaldis, efectivamente, llegará esta noche al aparcamiento del Pabellón de Deportes de Caspe, 10.000 habitantes, para actuar delante de miles de personas. Una quinta parte del pueblo ya tiene entrada. "Aquí hemos comprado unas 2.000, porque hay muchísima expectación, aunque seguro que habrá gente que vendrá de otros pueblos. De todas formas, Fito es uno de los cantantes que más nos gusta", explican en el Ayuntamiento.
Y es que, en realidad, la banda bilbaína es este verano una de las favoritas en los pueblos de media España. La Comisión de Festejos de Caspe les contrató para inaugurar las fiestas de San Roque, según la tradición santo protector de las epidemias. Y diez meses después de su inicio, la gira Por la boca vive el pez prosigue como una de las epidemias musicales del año. En plena gira están también algunos de sus competidores indirectos, cada uno con miles de seguidores fieles, aunque a veces con éxito menos rotundo: de David Bisbal a Paulina Rubio, pasando por Joan Manuel Serrat y Joaquín Sabina, Miguel Bosé, Alejandro Sanz o los mexicanos Maná.
El gran número de conciertos, la proliferación de festivales y la difusión de las giras por todo el país, sin embargo, hacen que este verano no destaque por ninguna actuación verdaderamente memorable en cuanto a éxito de público. Como señalan algunos profesionales del sector, se trata de una cuestión de organización: "Ahora se prefiere invertir esfuerzos en varios espectáculos, algunos gratuitos, o en los festivales, y contentar así al público de toda España", lo que por otro lado hace que "no haya verdaderas estrellas, pero tampoco artistas estrellados" El triunfito David Bisbal, por ejempllo, en 2004 llenó él solo la plaza de toros de las Ventas dos noches seguidas. Unos 40.000 espectadores le aclamaron entonces, mientras que el pasado julio, tras haber vendido casi tres millones de discos en medio mundo, actuó en Madrid sólo una noche delante de unos 18.000 incondicionales.
Alejandro Sanz, que acaba de volver al directo acompañado por la cantante colombiana Shakira -tras interrumpir, en mayo, su gira mundial por estrés-, cantó para unos 9.000 espectadores el pasado día 4 en Santiago de Compostela. La mexicana Paulina Rubio, embarcada en la gira Amor, luz y sonido 2007, se ha exhibido en el último mes en escenarios tan distintos como el madrileño patio del Conde Duque, en la glorieta Miró de Orihuela (Alicante) o en el club de golf de Montroig del Camp (Tarragona), a dos pasos de Cambrils y Salou, donde congregó a unas 1.600 personas. Y para tenerla el pasado 27 de julio entre las estrellas de las fiestas locales, el Concello de Vigo invirtió unos 200.000 euros, casi la cuarta parte del presupuesto de la comisión de festejos. Así, el público pudo comprar entradas por un precio más "popular": entre 12 y 15 euros.
Y es que, mientras algunas bandas como Dover, Fangoria o Los Planetas se mueven también en el universo de los conciertos gratuitos financiados por los ayuntamientos, el clásico modelo de la actuación de pago aún no ha fallado. Y se convierte incluso en una estrategia empresarial. "Fito ha tocado gratis sólo una vez", explica Aiztol San Sebastián, de Last Tour International, la productora que promueve su gira. "Es una especie de política de la empresa. La única vez fue en 2004, durante la Semana Grande de Bilbao. Y se hizo para grabar un disco en directo. Por otro lado, la organización está autogestionada. Lo que hacemos es buscar las subvenciones de los ayuntamientos", añade. Por su parte, las comisiones de festejos de los pueblos y las organizaciones de festivales empiezan a tantear a los artistas con meses de antelación. El pleno de Caspe, por ejemplo, decidió subvencionar la actuación de Fito en pleno invierno. Los responsables de los Veranos de la Villa de Madrid ya están pensando en la temporada de conciertos de 2008. ¿Los presupuestos? Van desde los 200.000 euros en un pueblo de unos 20.000 habitantes, hasta los casi cuatro millones, entre fondos del Ayuntamiento y financiación de patrocinadores, del festival madrileño, explica su director, Manuel Gutiérrez.
Fito & los Fitipaldis, que cerrará la gira el 13 de octubre en Ávila, ha apostado por sumar éxitos de taquilla en decenas de localidades en lugar de actuar sólo en los grandes escenarios, opción que, en cambio, ha elegido el grupo mexicano Maná. Igual que un corredor de fondo, Fito, que en julio actuó en cinco fechas con el argentino Andrés Calamaro, se ha desplazado de las ciudades a los pueblos, registrando asistencias y recaudaciones tan dispares como las 1.300 entradas vendidas en Roquetas de Mar (con una taquilla de 26.000 euros) y las 30.000 de Madrid (600.000 euros de recaudación).
Los músicos y cantantes españoles más veteranos también cosechan importantes éxitos veraniegos. La gira de Serrat y Sabina, Dos pájaros de un tiro, por ejemplo, atrae, además de sus incondicionales, a una franja de público que no suele ir a conciertos ni asistir a festivales, y también a jóvenes amantes de la canción de autor. Según los estudios de marketing, público potencial de las cosechas de concursos televisivos y que, sin embargo, prefiere oír 19 días y 500 noches o Para la libertad. Como Jaime, que acudió al concierto del dúo en La Granja de San Ildefonso: "Sólo tengo 21 años, pero les he escuchado desde mi infancia... Enhorabuena, amigos".
El cocido y la hamburguesa
Los Rolling Stones, Joan Manuel Serrat y Joaquín Sabina, Liza Minnelli, Devo, Dover... Algún discográfico lo define como el fenómeno del "cocido y de la hamburguesa". Es decir: lo bueno y consistente resiste al paso del tiempo y sigue gustando a antiguas y nuevas generaciones, mientras que lo que se prepara
sin demasiado esmero,
si bien puede tener éxito inmediato, es complicado que perdure. Algún ejemplo. Cuando Mick Jagger, Keith Richards y compañía vienen a España, no se limitan a congregar a miles de personas en los recintos de Madrid y Barcelona; lo hacen también en pueblos como El Ejido e incluso en bolos privados (el pasado julio tocaron en Barcelona para los clientes de un banco), llegando, de alguna manera, a competir con los festivales y las actuaciones de algunos grupos españoles en las clásicas giras veraniegas. Y es que este año la gira A bigger bang (el año pasado recaudaron
tras su paso por los cinco continentes casi 300 millones de euros)
ha reunido en España a más de 150.000 en sólo cuatro fechas. ¿Nadie quiere tocar cuando los Rolling andan por la Península? No es del todo cierto, porque la demanda y la oferta musicales se han diversificado muchísimo en los últimos años. "Hasta hace poco, casi sólo teníamos al Espárrago rock", suelen comentar, por ejemplo, algunos habituales de los festivales de música de verano. "Ahora, en cambio, tenemos el Summer Case en
Madrid y Barcelona, el Creamfield-Andalucía,
o el Sonorama... Y, por supuesto, el festival de Benicàssim". Y es allí donde los cincuentones estadounidenses Devo, que no graban un
disco desde 1990, han sido este año cabeza de cartel.
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