La bondad no se cotiza
De bueno que es, es tonto, se dice en el argot popular de aquéllos que, adornados por tal cualidad, carecen del sentido de la justicia necesario para distinguir a los necesitados de los aprovechados. El bueno debe tener personalidad para ser cotizado socialmente. La bondad por sí sola no vende.
Salvando las distancias, algo de esto le ocurre al toro de hoy. Los taurinos han conseguido un tipo de toro tan noble que es tonto del bote. Y los tontos del bote sólo producen lástima. Además, el toro moderno es inválido, descastado y manso. Una auténtica piltrafa. Lo verdaderamente milagroso es que la fiesta perviva a pesar de la estocada en los bajos que le infieren, día tras día, los taurinos de turno. El toro debe ser noble, claro que sí, pero también fiero, encastado y poderoso para que sea posible la emoción, inherente a esta fiesta.
Nazario/Chaves, El Capea, Morenito
Cinco toros de Nazario Ibáñez, (el tercero, devuelto), bien presentados, bondadosos, inválidos y mansos. Primero y sobrero, de Condessa Sobral, nobles y blandos. López Chaves: pinchazo y estocada (oreja); pinchazo, media baja -aviso- (dos vueltas). El Capea: estocada baja (oreja); pinchazo y el toro se echa (silencio). Morenito de Aranda: pinchazo y estocada tendida (ovación); tres pinchazos, estocada -aviso- (palmas). Plaza de la Malagueta. 9 de agosto. Segunda corrida de feria. Media plaza.
Los animales que salieron ayer en la Malagueta -animales, sí; toros, no- eran fruto del puro desecho de la bondad malsana. Tan buenos que no darían miedo ni en la repisa del televisor. ¡Qué aburrimiento, por Dios!
Hubo orejas, sí, pero que nadie se engañe. El público de ahora, que no el aficionado de antaño, ha perdido el más mínimo sentido de la exigencia y saca el pañuelo para espantar el tostonazo. Y la guinda a tamaño desaguisado la personaliza un presidente sin criterio ni conocimiento. Seguro que es buena persona, pero la falta la personalidad profesional que se le debe suponer a quien tiene el honor de ocupar el palco.
Por cierto, los toreros se justificaron. Faltaría más... Cada uno a su estilo, eso sí.
López Chaves es todo pundonor y entrega. Recibió a su primero con dos largas cambiadas en el tercio, cuatro verónicas, dos chicuelinas y una larga. Comenzó la faena de rodillas, y dio pases de todos los colores, pero todo muy frío a causa del tonto que tenía delante. Bronco y áspero fue el cuarto, y se la jugó a su manera: valeroso y tosco. Se le pidió con fuerza la oreja, y el presidente, sin saber por qué, se la negó. La bronca al usía fue de órdago.
A El Capea le tocaron dos representantes del buenismo actual. Al primero lo toreó por aquí y por allá, pero no dijo nada. A este torero le falta mando, mejor colocación y más ajuste para que su toreo deje de ser tan anodino. El quinto fue un muerto en vida y le tiraron del rabo para levantarlo del albero.
E idéntica mala suerte tuvo el debutante Morenito de Aranda. El hombre pasó por Málaga, pero como si no hubiera estado. Su primero no se tenía en pie, y el último, otro que tal, sólo le permitió alardes de valor y un par de buenos apuntes.
Mañana: Toros de Rosario Osborne para Curro Díaz, Juan Bautista y César Jiménez.
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