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Reportaje:

Cristina murió por avisar a sus vecinos

La fallecida en el incendio de Alcalá quedó atrapada en el último rellano de la escalera y no pudo escapar al estar la puerta de la azotea cerrada con llave

El humo y las llamas quitaron ayer la vida de Cristina Hernández, alcalaína, de 31 años de edad, casada y madre de dos hijos. Uno de ellos tiene ocho años. El otro aún está aprendiendo a hablar. "Cristina fue a avisar a los vecinos puerta por puerta cuando se enteró de que el edificio ardía", contó Teresa, una de las vecinas de la calle del Río Tajuña, del barrio El Val.

"Subieron, ella y su marido, con los niños a avisar y quedaron atrapados en la última planta, la duodécima", explicó el cuñado de Cristina. Al parecer, la familia quedó encerrada entre las llamas y la espiral de humo que ascendía por la escalera, que actuó como chimenea, junto a los vecinos del 12º B. La salida estaba sellada: las llaves de la puerta que da acceso a la azotea para respirar aire limpio sólo las tenía la presidenta de la comunidad de vecinos, que está de vacaciones.

La mujer herida sigue ingresada muy grave con quemaduras en el 60% del cuerpo

Los vecinos de las primeras plantas pudieron ser desalojados con normalidad, ya que el incendio se declaró en la octava y nada les impidió bajar a la calle. A las 23.11, llegaron los bomberos que, según el marido de la víctima, tardaron mucho en actuar y en sacarlos del edificio. Él fue el último en ser desalojado, después de los vecinos del piso en el que se encontraba, y su esposa, Cristina, que falleció poco después en el hospital Príncipe de Asturias.

Los hijos de Cristina estuvieron a salvo bastante antes de que se lograse acceder al 12º B para desalojar a los vecinos que se encontraban allí confinados. Su padre los puso a salvo. Uno tras otro, primero la niña de dos años, pasaron de balcón a balcón, del duodécimo al undécimo, de las manos de su padre a las manos de los vecinos de una planta inferior, ambas a más de 30 metros de altura. "Veíamos a los niños pasando por los balcones, y a la gente asomada", asegura una vecina del tercer piso, "y era una impotencia enorme verles allí". "Temíamos que alguno se lanzase al vacío por el miedo y el fuego. Y lo único que podíamos hacer era llamar a emergencias, para que viniese más gente, para que fuesen más rápido", añadió.

La familia de Cristina la describe más por su personalidad que por su trabajo. Era alegre, trabajaba en casa, pasaba tiempo con sus hijos y su familia y era de una familia con cuatro hermanas muy cercanas en edad y aficiones. Hace poco celebró el octavo cumpleaños de su hijo mayor.

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Otra mujer de 42 años permanece ingresada en la unidad de Grandes Quemados del hospital La Paz, lugar al que fue trasladada tras ser atendida en Alcalá de Henares. Según los vecinos, se trata de Nuria González, vecina de la duodécima planta. Su hermana, Catalina, también se descolgó por un balcón en el intento de huir de las llamas.

Según el último informe emitido por los médicos, Nuria permanece en observación, sedada y con ventilación mecánica, ya que sufrió quemaduras en el 60% del cuerpo. Su pronóstico es grave. El padre de ambas se encontraba, como muchos vecinos del edificio, de vacaciones. Ayer estaba aún en Marruecos.

Aún no se han esclarecido las causas del incendio. Agentes de la Policía Científica y de la Policía Judicial abrieron a primera hora de la mañana de ayer una investigación para esclarecer cómo pudo iniciarse el fuego.

Durante la mañana de ayer el desconcierto reinaba a los pies del edificio vacío. Los vecinos, que pasaron la noche en un hotel, y curiosos se agolpaban en la plazoleta de acceso a Río Tajuña, 3. Muchos hacían cola a la entrada, esperando obtener algún viso de información sobre el estado de sus hogares y cuándo podrían entrar, por ejemplo, a recoger ropa limpia y otros objetos para ellos y sus hijos.

A lo largo de la jornada de ayer, un goteo de propietarios de pisos inferiores al octavo pudo acceder cinco minutos a sus casas para recoger ropa, dinero, las llaves del coche o la documentación, entre otros efectos personales. Entraron de uno en uno y acompañados por un agente de seguridad. Los demás vecinos, los de las plantas más altas, por el momento sólo pueden esperar.

Las compañías contratadas para el agua y el gas en Río Tajuña, 3, comenzaron ayer a trabajar en el edificio para restablecer cuanto antes el suministro y que los vecinos de plantas inferiores a la octava puedan volver a sus hogares.

Una pareja se lleva sus pertenencias del edificio incendiado.
Una pareja se lleva sus pertenencias del edificio incendiado.M. R. D. Á.

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