_
_
_
_
Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Raul Hilberg, historiador

Autor de 'La destrucción del pueblo judío en Europa', fue uno de los mayores expertos en los mecanismos del genocidio

Raul Hilberg nació en Viena en 1926. En 1939 se exilió en Estados Unidos y a los 18 años se alistó en el Ejército americano para participar en la lucha contra los nazis. Una vez acabada la guerra trabajó como traductor para el Ejército y asiste al interrogatorio de personas implicadas en la máquina de muerte que eran los campos de exterminio, entre ellos, de varios dirigentes nazis.

De regreso a Estados Unidos trabajó sobre la cuestión. A partir de 1952 tuvo acceso a toda la documentación alemana capturada por las fuerzas americanas.

En esa época todo el mundo o casi todo el mundo le aconsejó que cambiase de tema, que la cuestión de los campos de concentración -no se les quería distinguir de los de "exterminio"- está zanjada, es demasiado deprimente y no interesa a los lectores. Su maestro, Franz Neumann, le advirtió incluso de que podría ser perjudicial para su carrera académica. Pero Raul Hilberg prosiguió su trabajo.

En 1955 Hilberg leyó su tesis y fue felicitado por el jurado, pero nadie quería publicar el fruto de todos esos años de trabajo. La editorial del Memorial de Yad Vashem, en Jerusalén, rechazó el manuscrito porque sólo utilizaba "fuentes alemanas" y porque no les agradaba cómo presentaba el papel de "la evolución de la resistencia judía". En definitiva, Hilberg no escribía la historia a partir de la memoria y el testimonio de los supervivientes y no prestaba suficiente atención al heroísmo de éstos.

"Es el ejecutor y no la víctima quien tenía una visión de conjunto", explicará Hilberg. Nadie como él ha descrito nunca los mecanismos administrativos, políticos y militares que los nazis pusieron en marcha y desembocaron en La destrucción de los judíos en Europa, título de la primera edición -de 1961- de su libro. Ése fue el año del proceso de Adolf Eichmann en Jerusalén. La cronista del New Yorker, nada menos que Hannah Arendt, contribuyó a que el libro de Hilberg fuera conocido al citarlo en repetidas ocasiones como fuente indiscutible, como la mejor descripción posible de un entramado criminal.

Años más tarde -1994-, Hilberg, en su Política de la memoria pondrá en su sitio a Arendt, a la que considera haber hecho una mala lectura de su libro -Hilberg no aceptó nunca la idea de que Eichmann era la encarnación de la "banalidad del mal"- y haber sacrificado la verdad en aras a su amistad con Martin Heidegger.

Profesor universitario en Vermont, localidad en la que falleció el pasado 4 de agosto, Hilberg publicó otros volúmenes sobre el Holocausto, en un caso proponiendo un retrato múltiple de víctimas, verdugos y testigos en 1992, y, en otro, analizando las fuentes históricas y los problemas que presenta cada una de ellas.

Hilberg, que evitó el romanticismo de una supuesta resistencia judía, que puso en cuestión el papel desempeñado por las instituciones representativas judías ante las exigencias nazis, no aceptó en ningún caso desligar la obediencia de las víctimas de la situación de persecución y precariedad en la que vivían desde siglos.

Recusó las tesis extremistas de quien cree que el pueblo alemán, en su conjunto y desde el primer momento, planeó el exterminio judío, pero también negó las razones -y el derecho- a la Organización Mundial Judía para erigirse en heredera de los bienes robados a todo un pueblo entre 1933 y 1945.

El historiador Raul Hilberg, en una imagen de 2005.
El historiador Raul Hilberg, en una imagen de 2005.ULY MARTÍN

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_