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Reportaje:LIBROS

45 años sin el embrujo de Marilyn

Marilyn Monroe, la máxima estrella de Hollywood, apareció muerta en su apartamento de Los Ángeles hace hoy 45 años. Desde entonces, su mito no ha hecho más que reafirmarse. Marilyn fue el alegre símbolo sexual de los años cincuenta, la mujer turbadora de la que todos se enamoraron. Pero hoy también sabemos que detrás de aquella imagen desenfadada se escondía una mujer frágil, vulnerable, insegura, desdichada en su vida privada, atormentada en sus relaciones amorosas, y que su muerte accidental por barbitúricos, a los que era adicta, tuvo cierto perfume de suicidio.

Quizás sea Marilyn Monroe la estrella sobre la que más se ha escrito. Se acumulan estudios biográficos que añaden matices a sus desasosiegos, se desvelan de continuo supuestos secretos íntimos de su vida privada, se analizan con lupa las películas que interpretó tratando de averiguar si finalmente fue o no una buena actriz...

Todos sabemos que su auténtico nombre fue Norma Jean, que fue hija ilegítima, que su madre fue recluida en un manicomio, que su infancia transcurrió en orfelinatos, que de jovencita posó desnuda para Playboy, oxigenando con tal provocación a una sociedad puritana, que tenía dificultades para memorizar los diálogos, que llegaba tarde a los rodajes irritando a sus compañeros, que luchó como pudo contra el encasillamiento de objeto sexual y chica boba en el que las productoras quisieron sepultarla...

Todo, por negativo que parezca, suma méritos a su leyenda. Murió a los 36 años. Es imposible imaginar qué otras películas hubiera podido hacer o cómo hubiera envejecido.

Lo único seguro es que en aquel 5 de agosto de 1962 toda una generación se hizo adulta de golpe.

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