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Reportaje:Fiestas de La Blanca

El Celedón alcanza la santidad

Vitoria abre hoy su celebración con un homenaje en toda regla a su personaje protagonista

Decenas de miles de personas volverán a abarrotar la plaza de la Virgen Blanca de Vitoria para asistir a las seis de esta tarde a la ceremonia de la bajada del Celedón que abre las fiestas de la capital alavesa. En su 50º aniversario, ya se puede calificar lo que fue primero una ocurrencia juvenil y luego un festejo popular como toda una ceremonia ciudadana. Lo mismo que la costumbre se vuelve ley, la repetición de un evento en la misma fecha termina por otorgarle cierta trascendencia religiosa, una forma de santidad. Así empezaron Lourdes y Fátima y el alcance de su devoción es hoy universal.

Esta tarde, con temperaturas que se prevén tórridas, el Celedón, tras descender en su encarnación de muñeco, subirá en su forma humana a la balconada de San Miguel por medio de sus dos últimos protagonistas, escoltados por una cohorte de los mejores blusas y acompañado por la charanga del equipo que más alegrías ha dado a Vitoria, el Tau.

Días atrás, la concejal de Cultura, Maite Berrocal, destacaba que los miles de personas que asisten al evento deberían recuperar el humo del puro original y olvidarse del cava "de todo a euro" que inunda la plaza de mugre y vidrios rotos. Berrocal pedía higiene, pero también hacía un guiño a los orígenes de la víspera de una de las fiestas más populares del País Vasco.

Aquellos Tímidos

Hace 50 años, un grupo de jóvenes de la cuadrilla Los Tímidos decidió empezar La Blanca paseando un muñeco por un alambre desde la iglesia de San Miguel a la plaza de España. A su llegada, el muñeco resucitaba en forma humana con su paraguas y anunciaba el inicio de la fiesta paseando por el centro de la ciudad junto a los blusas que se fumaban un puro a su salud.

El acto evolucionó hasta alcanzar las exigencias rituales de la actualidad, con todas las medidas de seguridad necesarias, un recorrido marcado, presencia de las autoridades, chupinazo oficial y demás. Esta vez, con motivo de su medio siglo, se quiere recuperar esa espontaneidad de los primeros años. Quizá por ello, el alcalde, Patxi Lazcoz, además de volver al habano, ha cedido el lanzamiento del chupinazo a los blusas supervivientes de aquella cuadrilla: Jesús Jiménez, Amado López de Ipiña, José Luis Madinaveitia y Luis María Sánchez.

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El momento, emotivo donde los haya, llegará después de que los dos últimos celedones, el actual Gorka Ortiz de Urbina e Iñaki Landa, consigan acceder a la balconada de San Miguel acompañados por su escolta de honor. Con un recuerdo a José Luis Isasi, el otro celedón con vida, ahora convaleciente, gritarán a dúo "Viva la Virgen Blanca. Gora Andra Mari Zuria". Las fiestas de 2007 apuntan maneras.

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