Un nuevo héroe para Escocia
Regresa al trabajo John Smeaton, el maletero que arremetió contra uno de los islamistas que quisieron volar el aeropuerto de Glasgow
A Escocia no le faltan héroes. William Wallace, por sus cruzadas contra los ingleses; sir Walter Scott, por su narrativa y nacionalismo, o, más cercano en el tiempo, Sean Connery, por su gran altura cinematográfica. Pero de la ciudad de Glasgow ha surgido el héroe contemporáneo, el individuo común y corriente que no duda en plantar cara al terrorismo. Éste es el caso de John Smeaton, el empleado del aeropuerto de la ciudad industrial escocesa que arremetió a patadas contra uno de los islamistas durante el fallido atentado del pasado 30 de junio.
Smeaton no fue el único ciudadano de a pie que ayudó ese día a evitar una matanza, pero el pueblo escocés se ha identificado con su espontaneidad, valentía y sencillas palabras. Ha elevado a este currante de clase obrera, de 31 años, al panteón de personajes célebres, y de su hazaña ha brotado un sentimiento de resistencia que algunos comparan al espíritu Blitz de Londres en la II Guerra Mundial.
El ministro principal, el nacionalista Alex Salmond, habla de condecorar a Smeaton
De esta hazaña ha brotado un sentimiento de resistencia ciudadana al islamismo radical
Una muchedumbre aguardaba esta semana la llegada del nuevo héroe a la escena del frustrado atentado. Smeaton retornó a su puesto, entre los encargados del equipaje del aeropuerto de Glasgow, tras pasar un mes de baja para librarse de los agrios recuerdos de la intentona terrorista. Fue testigo y voluntario por pura casualidad. Había salido a la calle para fumarse un pitillo cuando el Jeep Cherokee se empotró contra la puerta de la terminal y sus dos ocupantes salían corriendo, envueltos en llamas, hacia el interior del edificio. Él saltó en socorro de un agente de policía que no podía contener a uno de ellos, Kaffeel Ahmed, aún hoy hospitalizado con quemaduras. Una vez controlado Ahmed, Smeaton ayudó a otro voluntario, Michael Kerr, que yacía junto al todoterreno incendiado, con una pierna y varios dientes rotos.
"Esto es Glasgow. Les dimos su merecido. Si vuelven, los echaremos a patadas", fue el mensaje que Smeaton, en su cerrado acento escocés, lanzó a los terroristas. Las televisiones rebotaron las frases a medio mundo y desde entonces están convirtiéndose en lema de resistencia contra el islamismo radical y sanguinario.
Los escoceses se enorgullecen de su nuevo héroe. En su honor se creó una web, que recibió 500.000 visitas en 48 horas y ha recaudado dinero para costear 1.400 pintas de cerveza, es decir, unos 6.500 euros. Smeaton quiere destinar la mitad de las donaciones a una fundación de veteranos de Erskine, el distrito a las afueras de Glasgow donde reside con sus padres; con la otra mitad piensa tomar pintas con todos los que presenciaron el frustrado atentado del aeropuerto.
El ministro principal de Escocia, el nacionalista Alex Salmond, habla de condecorar al héroe, y uno de los periódicos regionales hace campaña para que su nombre no se olvide en unos meses. Mientras, Smeaton disfruta de su momento de celebridad. El equipo de fútbol Rangers le invitó a presenciar un encuentro contra el Chelsea y la BBC aprovechó la oportunidad para entrevistarle desde el centro del campo.
Al retornar anteayer a su puesto de trabajo, fue el foco de las atenciones de azafatas, periodistas y pasajeros. Dicen que Christopher Lee también estaba en la terminal, pero nadie hizo caso al actor de El Señor de los Anillos. Sólo les interesaba un personaje famoso: el empleado que hizo frente a los tipos que pretendían hacer volar el edificio del aeropuerto. "La gente me reconoce ahora, pero soy el mismo John. Algunas cosas han cambiado, pero no voy a dejar que me cambien a mí", dijo el héroe.
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