La Audiencia ordena reabrir el caso de un vigilante muerto en Atocha
Los jueces quieren escuchar a un nuevo testigo y piden más pruebas
La muerte del vigilante de seguridad Antonio Mena García, de 27 años, en mayo de 2006 en la estación de Atocha sigue sin aclararse. Supuestamente, Mena falleció de un ataque cardiaco tras ser reducido violentamente por otros agentes de seguridad. Pero los magistrados de la Audiencia Provincial han obligado ahora al titular del Juzgado de Instrucción número 30 a que reabra el caso. Los ponentes quieren que se escuche a testigos ignorados por el juez, piden más grabaciones de las cámaras y censuran que no se haya identificado a los empleados de seguridad.
Los hechos se iniciaron sobre las 6.30 del domingo 7 de mayo de 2006, cuando Antonio Mena llegó a la terminal del AVE e increpó a un vigilante de la empresa Falcón, según la versión ofrecida por los vigilantes de seguridad. Éstos añadieron que Mena paraba de pedirle que le pegara dos tiros. Levantaba los brazos, gritaba. Tras ser expulsado de la zona de andenes, el alborotador se encaminó al vestíbulo de Cercanías, donde increpó a otras personas. "Llegó a arrojar un ramo de flores que llevaba contra una persona y tuvo un incidente con un revisor de ferrocarril", aseguraron entonces fuentes del caso.
En ese momento, tres vigilantes de la empresa Vigilancia Integrada, SA (Vinsa) le inmovilizaron y le redujeron tirándole al suelo. Mena se revolvió y se levantó de nuevo, ante lo que acudió un cuarto empleado de seguridad para ayudar a sus compañeros. Nada más colocarle los grilletes, el detenido sufrió un vómito y perdió el conocimiento entre convulsiones. Los facultativos de una UVI móvil del Samur-Protección Civil intentaron reanimarle durante media hora, pero al final sólo pudieron certificar su muerte. El fallecido, que había trabajado antes en Atocha, estaba contratado por la empresa Segurisa y destinado en una dependencia del Canal de Isabel II.
Un auto del Juzgado de Instrucción número 30 de Madrid decretó el sobreseimiento provisional y el archivo de las actuaciones al no estar acreditada "la perpetración de ilícito penal alguno". La abogada de la acusación particular, ejercida por la letrada Marta González, recurrió ante la Audiencia Provisional la decisión.
Testigo de cargo
Los magistrados de la sección 17 han redactado un auto bastante duro contra el archivo de la causa. En primer lugar, recuerdan que en el atestado policial consta la declaración de un testigo: Helmut Edwards N. C., que presenció al detalle todo lo ocurrido y que no fue tenido en cuenta por el juez que archivó el caso pese a que su versión contradecía la de los vigilantes: "Un vigilante de seguridad uniformado preguntó a ese individuo [Antonio Mena] qué le pasaba y, seguidamente, le propinó un bofetada en la cara", explicó entonces el testigo. Mena, al ver que pedía refuerzos por la emisora, se marchó por la escalera mecánica. "Ese mismo vigilante le dio una colleja en la nuca, ante lo cual esa persona aceleró el paso para evitar recibir más agresiones. Este vigilante no paró de darle collejas", resume Helmut Edwards. Ya en el piso inferior, estaban los otros cuatro vigilantes que se dirigieron hacía Mena: "El que inicialmente le seguía le dio un barrido que lo hizo caer al suelo boca abajo. Ese mismo vigilante le puso la rodilla sobre la espalda y otro con gafas le esposó a la vez que llegaron ya los otros tres vigilantes que le propinaban puñetazos por la espalda", concluye.
Los jueces de la Audiencia entienden que este testimonio es "suficientemente importante" para incluir su versión en la instrucción. Añaden además que debería identificarse al vigilante que hace el barrido ya que dicha conducta "de carácter doloso" impide el sobreseimiento de la causa. Otro detalle importante para los magistrados es que el DVD remitido por RENFE a la sección de Homicidios de la policía recoge dos secuencias grabadas con programas informáticos diferentes. La primera se inicia a las 6.11 del 7 de mayo de 2006, mientras que la segunda comienza a las 6.27 y continúa después a las 8.37.
"En esta segunda grabación, se aprecia a una persona [Mena] ya en el suelo, que es reducida por tres o más vigilantes de seguridad. No consta, y no sabemos por qué, la grabación de los instantes anteriores a estos momentos. No consta la supuesta agresión recibida por Mena por parte de un vigilante mientras baja al piso inferior", recoge el auto. "Sería conveniente contar con grabación de todo lo acontecido, al objeto de justificar el motivo de la intervención, de la caída al suelo y de la intervención de los vigilantes de seguridad", añaden los magistrados.
Éstos ven otros dos fallos en la instrucción. El primero es el no haber identificado a los policías que acudieron al lugar. El segundo, que el forense no emitiera su informe en presencia y con la intervención de todas las partes personadas en la causa.
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