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El Ejército se suma en Tenerife a la búsqueda de la menor desaparecida

Un centenar de soldados de la Unidad de Infantería se sumó ayer a las labores de búsqueda de Fernanda Urzúa, la menor de 15 años que desapareció la noche del pasado jueves cuando regresaba a su casa por una pista no asfaltada, ni iluminada, entre invernaderos y cuando apenas le quedaban 200 metros para llegar a su casa, en la urbanización Ten Bel (municipio de Arona, suroeste de Tenerife).

La Guardia Civil sólo considera como propias de esta chica una zapatilla encontrada el mismo jueves en el camino y un cinturón. La joven salió de su casa en Tenbel la tarde del jueves para reunirse con sus amigas en El Fraile, un núcleo vecino donde había vivido los últimos seis años desde que llegó con sus padres desde Chile y del que se mudó hace pocos meses. Las amigas de Fernanda aseguran que, cuando la chica recibió una llamada perdida de su padre, inició el camino de vuelta a casa, pero sola. En vez de hacerlo por la carretera general de Las Galletas, cogió el tramo más corto para llegar a su casa: la pista de El Virgilio, que une los núcleos de El Fraile y La Estrella, un camino de tierra sin iluminación que cruza varios invernaderos y áreas de matorrales. Fernanda no llegó al final de este atajo. Su padre comenzó a llamarla a las diez de la noche y ya no le contestó más.

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Cientos de personas, entre efectivos del Ejército, Guardia Civil, Policía Local, y decenas de voluntarios peinan desde el viernes una extensa área, sin que hayan aparecido pistas. La comunidad chilena en el sur de la isla ha distribuido fotografías de Fernanda, que vestía una camiseta negra de asillas y un pantalón pirata blanco. "No era ni rebelde ni tenía problemas", aclara Rosa Vargas, la portavoz de la Casa de Chile en Tenerife. "Uno se pone en el lugar de estos padres y la verdad es que es terrible lo que están viviendo; ya no se puede ni salir a la calle", añadió.

Un año de Sara Morales

El suceso se produce cuando el lunes, día 30, se cumple un año de la desaparición de Sara Morales, de 14 años, en Las Palmas de Gran Canaria y cuatro meses de Yeremi Vargas, de 9 años, en Vecindario, también en Gran Canaria, ambos casos sin resolver.

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La principal hipótesis sobre la que trabajan los investigadores es que un coche se parara a la altura de la niña y sus ocupantes la introdujeran en su interior violentamente, lo que explicaría que se quedara detrás una de sus zapatillas y que apareciera más adelante un cinturón. Éste es un camino poco frecuentado. Por él sólo circulan, de día, los camiones y furgonetas que trasladan la mercancía que producen los invernaderos colindantes. Unidades de submarinistas de la Guardia Civil, inspeccionan, uno a uno, los pozos y los estanques que suministran agua a estas plantaciones, mientras que efectivos de la Cruz Roja rastrean la costa en busca de alguna pista. Este tercer caso de desaparición de un menor en Canarias ha causado gran conmoción e inquietud en las familias de las islas.

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