Un 'cabrio' de ensueño

ES UNO DE LOS coches más bellos del mundo, de esos pocos que se disfrutan cuando se ven e invitan a soñar despierto con un golpe de suerte. Se llama Bentley Continental GTC y tiene un precio prohibitivo, 213.215 euros, pero en 2006 se vendieron en España 123 unidades de sus dos versiones GT (Coupé) y GTC (Cabrio); hay lista de espera.

Este símbolo del lujo ha revolucionado Bentley, la división deportiva de Rolls Royce adquirida por VW-Audi, que vende 9.200 coches al año. Su imponente diseño rejuvenece la elegancia clásica de la marca británica en una interpretación más vanguardista. Y unido a la calidad y sofisticaciones mecánicas de la matriz alemana, se ha convertido en el objeto de deseo favorito de millonarios de todo el mundo.

PRESENCIA SUPERLATIVA

El GTC impacta por su espectacular imagen. Mide 4,8 metros de largo y sólo 1,40 de alto, y presenta una cintura de chapa muy alta que transmite solidez, y una capota baja y pequeña que estiliza la línea. El diseño reinterpreta el frontal de Bentley con una parrilla de nido de abeja y unos faros dobles que definen su personalidad. Su discreta capota automática de tres capas aísla bien el interior, y la zaga, alta y musculosa, culmina su línea deportiva. El conjunto reúne la clase del diseño británico y la calidad de elaboración germánica, e impresiona por su belleza y poderío. El interior no es muy amplio. Tiene dos butacas cómodas delante con todos los reglajes eléctricos, dos plazas traseras justas y un maletero de fin de semana. Pero mantiene el diseño inglés y la elaboración artesanal, se puede personalizar a medida con todos los caprichos y crea un ambiente impecable que hace sentirse en un palacio rodante. Los cueros de tacto suave en dos tonos y las maderas de nogal visten todo el interior y alterna detalles retro y otros modernos -arranque por botón y cambio en el volante- que definen una atmósfera exquisita y única.

552 CV MUY DÓCILES

El motor del GTC está acorde con los 2.500 kilos de peso, y es un 6.0 W12 biturbo de 552 CV con cambio automático secuencial de seis marchas. Supera los 312 km/h., pero impacta por sus fulgurantes aceleraciones: 5,1 segundos de 0 a 100 km/h. Tiene también tracción 4×4 y una suspensión neumática con cuatro programas que, junto a unos frenos enormes y al ESP, aportan un equilibrio dinámico impecable. El GTC corre como un purasangre, y basta acariciar el acelerador para que la espalda se clave en el respaldo. Sube de vueltas en un suspiro, va cambiando sin que se note y hace todo con absoluta facilidad: navega sobre los baches sin inmutarse y sorprende por su agilidad, porque a pesar del peso se conduce con dos dedos y apenas balancea. Su aplomo y estabilidad son excelentes y permiten viajar con la máxima seguridad paladeando su calidad y confort, a cielo abierto o con la capota cerrada, porque protege bien a los ocupantes. Su punto débil es un consumo muy variable: puede gastar entre 12 y 20 litros según se conduzca. Pero lo peor, sin duda, es devolverlo tras la prueba, porque conducir un GTC es una experiencia única, casi siempre irrepetible.