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Rajoy pide al PP catalán que no se avergüence de nada y evita citar a Piqué en un mitin

Carlos E. Cué

Como si Josep Piqué hubiera sido una pesadilla de la que al fin despertó el PP catalán. Así recibió la militancia en Barcelona a Mariano Rajoy, que convocó un gran acto para encumbrar al nuevo líder, Daniel Sirera, tras la dimisión de Piqué. El presidente del PP animó a los suyos a "no avergonzarse de nada", precisamente la acusación que más le hacían a Piqué sus rivales. Ni Rajoy ni Sirera le citaron en ningún momento.

El público recibió con una ovación a Alejo Vidal-Quadras, su antiguo líder, que nunca dejó de criticar a Piqué en sus intervenciones radiofónicas, y a Alberto Fernández Díaz, representante del ala más españolista. Varias señoras se acercaban a su hermano Jorge, radiante ante la huida de su gran rival: "Ahora sí, Jorge, estamos todos encantados". "Es lo que quería la gente", sentenciaba él.

El PP de Cataluña es un partido pequeño, que en las últimas elecciones quedó cuarto y a muy poca distancia del quinto (ICV), y está acostumbrado a convocar actos muy pequeños. Pero ayer había más gente que nunca. Más de 800 personas. Todos, o casi todos, contrarios a la gestión de Piqué, a su discurso más catalanista, que quería captar electorado de CiU. Y Sirera les hizo un guiño: "Veo aquí a personas que hace muchísimo tiempo que no venían a un acto de partido. Hoy están aquí". "¡Porque estás tú!", le gritó una señora.

Recuperar la confianza

El público dejó muy claro cuál es el alma del PP catalán, o al menos de sus militantes más fieles (30.000 en total, según datos oficiales). Aplaudieron a rabiar a Sirera cuando habló del derecho de los padres a elegir el idioma en el que estudian sus hijos, y cuando reivindicó su derecho a hacer política en un ambiente hostil como el catalán, donde los demás partidos atacan al PP: "No vamos a perder un minuto en el debate de catalanistas o españolistas. No tenemos problemas existenciales. Somos un gran partido catalán, un gran partido español, sin adjetivos. Los nacionalistas, de derechas y de izquierdas, llevan años diciendo quién es buen y mal catalán. Lo importante es que cada catalán pueda leer el periódico que quiera, utilizar la lengua que quiera. Queremos libertad para que los padres puedan escolarizar a sus hijos en la lengua que quieran". Y aplaudieron aún más a Rajoy cuando pidió más control de la inmigración. "Con papeles, legal y ordenada".

El líder del PP, que tenía a Piqué como persona de máxima confianza, trató de volver a los momentos dulces del PP tras las municipales, antes de que dimitiera el catalán y el balear Jaume Matas: "Hemos tenido el mejor resultado de la historia del PP. Es verdad que hay sitios donde hay que mejorar. Aquí en Cataluña hubo momentos en que nos apoyaban más. Vamos a recuperar la confianza de todos con Sirera al frente".

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