El 'shock'
He recibido una llamada y aún me encuentro en estado de shock. Vinokúrov positivo. Sí, Vinokúrov, el animal herido en las rodillas y en el orgullo, el mismo. El mismo que hoy ocupa portadas de periódicos de medio mundo (El coraje de Vino y una foto XXL hoy en la portada del periódico oficial del Tour). Del que se escriben ríos de tinta, adjetivos de admiración. El mismo que nos dejó con la boca abierta hace 24 horas, lo vuelve a hacer ahora, pero por motivos opuestos.
Porque ése, el mismo, acaba de dar positivo por hemotransfusión en la contrarreloj de Albi. Ha roto un ciclo: un día protagonista, otro no. Ahora le han tocado dos seguidos. Y una gran noticia en un día sin competición, a estas alturas y con lo que está lloviendo sobre el ciclismo, sólo puede ser una catástrofe. Agárrense, que vienen curvas.
Era día de descanso en el Tour. Día de reflexión para unos, de visita familiar para otros o de lo que a cada uno le plazca, dormir, saltarse la dieta o lo que sea. Día también de rueda de prensa para los favoritos, día de palabras optimistas.
Pero ayer no ha sido un día de ésos para nadie. Quizá para alguno que -hace bien- haya sido capaz de aislarse en una burbuja. Porque la noticia del positivo de Vino es una convulsión, un relámpago con trueno en un cielo que ya es demasiado plomizo para poder evitar la tormenta. Una noticia que a nadie deja indiferente y a muchos desilusionados.
¿Pero qué es lo que está pasando?, me preguntan a mí mis conocidos. Unos siguen más el ciclismo, otros menos, pero nadie entiende nada. Y yo, después de diez años de profesional, me veo en la obligación de encogerme de hombros, porque es tan compleja la situación que me pierdo y no tengo ni idea de lo que está pasando. Y al final llegamos a la conclusión de que aunque no sepamos ni cómo ni por qué, el ciclismo se está aniquilando a sí mismo. Un deporte sin presente, con un pasado revuelto y un futuro muy, muy negro. Y lo peor es cada día que pasa, aún más.
Al parecer su equipo, el Astana, se retira del Tour de Francia. Lógico, no es un equipo cualquiera, es un equipo de Estado y Vino es el general. Y al igual que los buenos marineros, se hunden con el barco. Kazajistán tiembla, el ciclismo se tambalea, y con el Tour no sabemos lo que pasará.
Quizá siga como hasta ahora, como un toro herido que aguanta la punzada como mejor puede, pero al que a este ritmo, tarde o temprano, acabará llegándole la puntilla.
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