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Barcelona no pudo sumarse a la 'harrypottermanía'

A las once de la noche del pasado viernes ya había gente en la tienda Vips de la Rambla de Catalunya esperando que a la una de la mañana del sábado se pusieran a la venta los ejemplares en inglés de la última entrega de las aventuras de Harry Potter, que en castellano y catalán se pondrá a la venta a principios de 2008. En cinco minutos se vendieron 100 ejemplares, muchos a turistas, pero también bastantes a catalanes. Ayer, en cambio, la harrypottermanía bajó la intensidad y la misma tienda sólo había vendido poco más de una docena de ejemplares.

Lógico porque ayer pudieron sumarse finalmente el resto de librerías y grandes almacenes. La Dirección General de Comercio de la Generalitat había denegado el permiso para abrir en la noche del viernes a la librería inglesa de Barcelona Come In al alegar que no se pueden hacer horarios especiales de manera singular. Según indicó un portavoz de Comercio a Efe, nunca se han hecho excepciones para este tipo de ventas, como sucede también con los lanzamientos de videoconsolas, y todos los establecimientos tienen que ajustarse a la ley que establece el cierre comercial entre las 22 horas y las 7 horas.

Daniel González, copropietario de la librería inglesa Come In se quejaba ayer de que mientras que las tiendas de grandes cadenas como Open Cor (de El Corte Inglés) y Vips -clasificadas como tiendas de conveniencia, lo que les permite tener un horario comercial superior a 18 horas- pudieron vender el libro, las librerías se encontraron con el impedimento de una ley "que en principio está pensada para proteger al pequeño comercio, pero que beneficia a los de siempre". Ayer, en la librería inglesa se vendieron unos 200 ejemplares de Harry Potter and the Deathly Hallows, "en un 80% a catalanes", según González, que indica que antes de abrir la tienda ya había cola a su puerta, incluso con gente disfrazada.

Pérdidas y frustración

"Nosotros hemos tenido pérdidas porque teníamos pensado hacer una fiesta y ya habíamos contratado a actores que hemos tenido que pagar", añade González. "El viernes por la noche había unas 40 personas esperando que abriéramos porque no se habían enterado de la prohibición. Quedaron frustrados, fue una lástima".

La negativa de Comercio hizo que el Gremio de Libreros de Barcelona y Cataluña emitiera un comunicado el pasado viernes en el que consideraban "indignante la poca sensibilidad cultural y el carácter provinciano de quien cobra para hacernos más fácil y mejor nuestra labor de difusores culturales". Según el gremio, había otras dos librerías que querían sumarse a los actos organizados en todo el mundo para recibir la séptima entrega del libro abriendo en la madrugada, pero se tiraron atrás. "Este año la Generalitat con la cultura catalana presumirá en Francfort", indicaba la nota, que concluía que el viernes por la noche, en cambio, Barcelona fue "borrada" del mapa cultural, en referencia a la proyección mediática que ha tenido el lanzamiento. En Madrid las librerías pudieron abrir.

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