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Fracaso de los 'tories' en dos elecciones parciales

El Partido Laborista ha mantenido los dos escaños en juego en sendos comicios parciales celebrados el jueves. Aunque los laboristas han visto recortada su ventaja, los resultados han sido un serio revés para el líder conservador, David Cameron, cuyo partido se ha visto relegado al tercer lugar en ambos comicios, superado por el a veces vacilante Partido de los Liberales Demócratas.

En Sedgefield, donde se cubría el escaño dejado por Tony Blair tras retirarse de la política británica hace tres semanas, el laborista Phil Wilson obtuvo la victoria con el 44,7% de los votos. Aunque supone una caída de más de 14 puntos respecto a los comicios de 2005, el descenso se explica sobre todo por la baja participación y probablemente por el menor carisma del nuevo candidato.

El gran derrotado fue el conservador Graham Robb, que sólo subió 0,19 puntos su porcentaje de votos y se vio superado por el liberal Greg Stone que pasó del 12% al 20% de votos.

Pero el mayor batacazo para David Cameron ocurrió en las elecciones para cubrir el escaño del fallecido diputado laborista Piara Khabra en Ealing Southall, un barrio del oeste de Londres con gran presencia de electores de origen indio. Cameron visitó la circunscripción cinco veces en los últimos días e impuso como candidato a Tony Lit, un popular empresario local.

Críticas a Cameron

Las críticas a Cameron por imponer a un personaje famoso pero completamente desvinculado del partido se multiplicaron el pasado fin de semana, cuando se supo que Lit había donado 5.000 libras (6.800 euros) a los laboristas tan solo unas semanas atrás. Las fotografías distribuidas por los activistas laboristas en las que se ve a Lit junto al ex primer ministro Blair acabaron por hundir la candidatura del empresario indio, que consiguió sólo el 22,5% de los votos. El escaño fue para Virendra Sharma, concejal laborista durante 25 años, que cosechó el 41,5%. El liberal Nigel Bakhai arrebató a los tories el segundo puesto con el 27,6% de los votos.

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El batacazo es especialmente grave para Cameron porque los tories habían hecho campaña bajo el lema "Los conservadores de Cameron" y porque refuerza la sensación de que su liderazgo está dominado más por las formas que por la sustancia, una técnica política de la que los británicos parecen empachados tras 10 años dominados por la imagen del Nuevo Laborismo de Tony Blair.

En las últimas semanas, Cameron ha tenido que afrontar una revuelta interna por sus posiciones en materia de educación, que resolvió con más pánico que temple destituyendo a su portavoz en Educación. Y esta semana ha apadrinado al excéntrico Boris Johnson como candidato a la alcaldía de Londres, apostando otra vez por la imagen frente a la sustancia.

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