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Tres ataques suicidas causan más de 50 muertos en Pakistán

Los islamistas no dan tregua al Gobierno de Pervez Musharraf

Ángeles Espinosa

Tres nuevos ataques suicidas dejaron más de 50 muertos y decenas de heridos en Pakistán ayer, en la jornada más sangrienta desde el asalto del Ejército a la Mezquita Roja de Islamabad, la semana pasada. A partir de entonces, los llamamientos a la venganza de varios líderes islamistas radicales se han traducido en una cadena de atentados que está poniendo en entredicho la estabilidad del país. Se trata del mayor desafío que afronta el general Pervez Musharraf desde el golpe de Estado que le llevó a la presidencia en 1999.

El último suicida del día se hizo estallar anoche en una mezquita de Kohat, en la llamada Provincia de la Frontera Noroccidental (NWFP), y dejó al menos 15 muertos y 20 heridos, según la cadena de televisión privada Geo. "La mayoría de las víctimas son reclutas del Ejército que estaban rezando isha", declaró el ministro del Interior, Aftab Sherpao, en referencia a la oración musulmana de la noche. A apenas 40 kilómetros de allí, en Hangu, otro suicida arrebató la vida de 7 personas e hirió a otras 24 a primera hora de la mañana a las puertas de la academia de policía. Los guardias le habían impedido acceder al interior, donde 400 cadetes celebraban su ceremonia de graduación.

El atentado más grave se produjo en la localidad de Hub, justo en la frontera entre la provincia de Baluchistán y la de Sindh, al sur del país. El coche del suicida se lanzó contra un convoy de vehículos en el que viajaban una decena de técnicos chinos, pero fue a estrellarse contra uno de los coches de escolta. Entre los 30 muertos que causó había ocho policías; el resto eran vendedores de las tiendas cercanas o simples viandantes, según informó la agencia nacional de noticias. Otra treintena de personas resultaron heridas.

No hubo víctimas entre los chinos, que trabajan en una planta de extracción de plomo en la vecina Dudar y se trasladaban a Karachi por razones de seguridad. Cerca de 3.000 especialistas chinos trabajan en diversos proyectos de desarrollo en Pakistán, en especial en el puerto de Gwadar, cerca de la frontera con Irán. Desde el asesinato de tres de ellos en Peshawar la semana pasada, las autoridades han extremado las precauciones. Periodistas locales estiman que tanto ese crimen como el atentado de ayer están relacionados con el asalto a la Mezquita Roja.

"Después de casi medio año de provocaciones por parte de la Brigada de la Mezquita, Musharraf sólo tomó la decisión de sitiarles después de que el secuestro de varios ciudadanos chinos acusados de dirigir un prostíbulo motivara una protesta de Pekín", recuerda un observador. Sin embargo, otras fuentes recuerdan que los independentistas baluchis ya han atacado con anterioridad a los chinos, dentro de su campaña contra el Gobierno central, al que acusan de explotar los recursos naturales de su provincia, aunque nunca han utilizado suicidas.

Sea cual sea su motivo, la oleada de atentados refleja las numerosas presiones a las que se enfrenta Musharraf y sus dificultades para devolver la estabilidad política a Pakistán. Por un lado, incluso los grupos islamistas aliados con el Gobierno se han solidarizado con los radicales que trataban de lanzar una revolución islámica desde la Mezquita Roja.

Por otro, la oposición liberal, le exige que devuelva el poder a los civiles, como única forma de sacar al país del atolladero. Con sus líderes tradicionales en el exilio, los opositores se han alineado detrás del depuesto presidente del Tribunal Supremo, Iftijar Chaudry, cuyo recurso de amparo contra la destitución se espera que se resuelva hoy.

Los vehículos de los técnicos chinos tras el atentado ayer en Hub.
Los vehículos de los técnicos chinos tras el atentado ayer en Hub.AP

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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