El Niño da el primer golpe

Su sonrisa camino de la casa club le delataba. Se había gustado. Sergio García se tomó ayer la revancha con Carnoustie y finalizó líder en la primera jornada del Open Británico. Nada que ver con su debut como profesional, en este mismo campo hace ocho años, cuando acabó llorando desconsolado sobre el hombro de su madre. Ayer, con un gran juego en corto, completó una vuelta de 65 golpes (-6), a dos del irlandés Paul McGinley su inmediato perseguidor. Aviso para Tiger Woods, que terminó con -2, como Miguel Ángel Jiménez, el otro español en liza.

"No pensé en ningún momento en 1999", aseguró García tras la jornada. "Bueno, sólo se lo mencioné a mi caddie Glenn tras el primer hoyo cuando hice birdie y le dije: 'Bien, es cuatro golpes mejor que la última vez", bromeó. Sin estridencias, reposado y muy concentrado, el castellonense se mostró resuelto a conquistar su primer grande. Arrancó con fuerza. El tempranero birdie le dio la confianza para afrontar la jornada con templanza, seguro de sus posibilidades. El juego que desarrolló El Niño estuvo marcado por su finura con el putter, con el que se mostró mucho más cómodo que en las últimas citas. Ahí, en el green, fue donde marcó las diferencias. Tras cuatro sobrios hoyos, García se disparó y comenzó a embocar birdies uno detrás de otro, con regularidad apabullante, incluidos tres seguidos, entre el 12 y el 14. Para acabar, una sensacional salida de búnker en el 18, con un putt aterciopelado que selló su actuación y arrancó los aplausos del público. "Sólo quiero no sufrir demasiado en el campo. Si sigo dos días así, veremos dónde puedo llegar", apuntó García.

Antes que García, Woods, el gran favorito, se mostró sólido. Salió al campo a primera hora de la mañana bajo la lluvia, con un molesto viento y con las manos envueltas en unas gruesas manoplas para protegerlas del frío. Pero nada de eso le impidió asentar su juego. Comenzó fuerte, con un birdie en el tercer hoyo para, después, firmar uno de los golpes del día en el sexto. Con uno de sus hierros, impactó la bola en un fantástico approach que le dejó en bandeja su primer eagle del torneo.

El décimo hoyo generó una decisión polémica que levantó alguna voz acusando a los organizadores de trato preferencial hacia el número uno. La bola de Woods aterrizó en el rough, al lado de unos cables de televisión que dificultaban el golpeo. Los árbitros otorgaron a Tiger la posibilidad de dropar sin penalización, al considerar que el obstáculo era demasiado pesado para moverlo. "Fue raro. Me sorprendió tanto como a todos", declaró tras su partido; "normalmente, los cables son movibles, pero los árbitros me pidieron que dropara", dijo. "De todas formas, no me ayudó. Dejé la bola un poquito peor". Tras el incidente, la organización retiró los cables.

Woods pareció descentrarse en los hoyos posteriores, cometiendo sendos bogeys en el 12 y el 13, pero recuperó la compostura en las últimas banderas, las más exigentes, para rematar su actuación con un birdie en el 16. "Bajar del par en cualquiera de los tres últimos hoyos lo firmaría para el resto del torneo", afirmó.

Y una grata sorpresa. Un jovencísimo jugador amateur irrumpió con un descaro inusitado y se codeó con los mejores. Rory McIlroy, norirlandés de apenas 18 años, firmó una excepcional tarjeta con 68 golpes, tercero, a tres de García. Campeón de Europa amateur en 2006, McIlroy y su pícara sonrisa de niño ya se han convertido en los favoritos del público de Carnoustie. "Ha sido increíble acabar por delante de Woods. Sólo quiero aprender lo máximo posible. Estaba muy nervioso en los primeros golpes, pero luego me calmé", comentó McIlroy. El norirlandés espera emular al inglés Justin Rose, que en 1998 terminó cuarto con 17 años.

1. S. García (65). 2. P. McGingley (Irl.), (67). 3. M. Campbell (N.Z), M. Brier (Aut.), Á. Cabrera (Arg.) y R. McIlroy (R.U.), (68). 4. T. Woods (EE UU), M.Á. Jiménez, (69). 6. P. Mickelson (EE UU) (71). 7. E. Els (Sur.) (72).

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