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Reportaje:

Mucha tela por cortar

La multinacional textil Puig Codina decide crecer apostando por el mercado latinoamericano

Ante la incertidumbre que atraviesa el sector textil, tras sufrir severos recortes de empleo y producción desde la liberalización de los mercados internacionales en el año 2005, con la fuerte competencia china, la multinacional española del textil Puig Codina se plantea diversificar su negocio. Junto con su socio, la empresa financiera Lauderda, viajará a Panamá a principios de este mes para, por primera vez en su historia, realizar inversiones en otros sectores y conseguir concesiones en el sector energético y medioambiental.

La empresa catalana se ha internacionalizado y ya sirve muchos pedidos desde centros logísticos y de producción en India y China
El fabricante de tejido ha extendido su actividad a la confección de prendas para hombre y mujer y ha creado su propia marca

La historia de Puig Codina es la de una empresa familiar de fabricación de tejidos en Terrassa (Barcelona) surgida en 1961 y cuya evolución ha estado ligada a los avatares de la vida social, económica y política en nuestro país. La segunda generación, al frente de la cual están los hermanos Carlos y José Puig junto a su primo Juan Puig, ha decidido diversificar y apostar por otros sectores para superar la crisis surgida a raíz de la liberalización en 2005 del comercio internacional del textil: desde 2000, el sector ha perdido más de 60.000 empleos, según el Centro de Información Textil y de la Confección.

En los últimos días han viajado a Panamá en busca de nuevas oportunidades y mercados, invitados por las autoridades del país. Se están planteando instalar allí un centro de distribución para el resto de América Latina. Según sus responsables, estos mercados tienen un gran potencial comprador. Juan Puig afirma que "por eso nos ilusiona mucho, ya que nuestros mercados principales han sido Europa y EE UU, Canadá y México, que representan entre un 15% y un 20% del total de nuestras exportaciones". Si bien reconoce que "lo que es Centroamérica y su área de influencia era desconocido para nosotros".

Con el fenómeno de la globalización, la internacionalización es hoy indispensable para crecer. En el caso de Puig Codina, ya en 1998 las exportaciones representaban un 69% de sus ventas, y se han mantenido desde entonces en esa línea. La multinacional está presente, desde hace unos seis años, a través de agentes comerciales en 21 países, entre ellos, China, Hong Kong, Japón y Corea.

Y es que las cosas han cambiado mucho con la liberalización comercial. "Este centro [una nave industrial en Terrassa de 10.000 metros cuadrados]", afirma Carlos Puig, "es sólo una parte de lo que hacemos. Hay muchos pedidos que ya servimos desde centros logísticos y producciones que tenemos en India y China. Con ello, ¿qué estamos haciendo? Solventar los problemas que pueda haber en cuanto a precio porque aquí la mano de obra es cara; tenemos costes elevados en comparación con otros países que hacen cosas no iguales pero sí parecidas".

"De todas formas", prosigue Carlos Puig, "seguimos teniendo una representación en el mercado, tanto de lo que es la más alta gama en calidad, con clientes como Armani, Burberry y Hugo Boss, entre otros, y también nos permite servir a las grandes cadenas, como Zara, Mango, etcétera".

Sobre la situación actual, su primo Juan, director financiero, afirma que "lo que ha pasado es quedesde 2005 los fabricantes están sufriendo una bajada espectacular de precios en los países asiáticos, lo que les ha obligado a reducir un poco la producción. Por eso estamos pensando en soluciones alternativas, estamos creando una línea de tejido ya confeccionado, algo que no habíamos hecho nunca. Desde hace un año, para la temporada primavera-verano de 2008, confeccionamos prendas para hombre y mujer porque nos encontramos con clientes que ya no quieren comprar tejido, que han dejado de ser fabricantes y que se dedican al "compro y vendo". En este proyecto, la fabricación de prendas, quieren aprovechar la colaboración con su socio Pablo Olona, de Lauderda, para introducirse en el ámbito del tejido ya confeccionado en Panamá.

"Si un cliente nos pide 5.000 pantalones se le van a servir", dice Juan Puig, y agrega "creo que en España no somos los únicos que van por este camino". Incluso han abierto dos tiendas-piloto de ropa con su marca, Notting Cross, en Sant Cugat y Terrassa (Barcelona), dentro de un proyecto para montar una red propia.

Mantienen en España el 60% de la producción, pero advierten que cada vez ese porcentaje es menor. Sin embargo, la inversión en innovación y diseño es elevada. Cada año sacan de 400 a 500 nuevos artículos. Es uno de los cambios importantes que ha habido en el sector en los últimos años. Según Carlos Puig, "ya no podemos hablar de temporadas como antes, en las que hacíamos primavera-verano y otoño-invierno, sino que ahora lo que estamos es haciendo de form,a permanente producto nuevo y lanzándolo al mercado".

La notoriedad de la marca del fabricante de tejido que hasta ahora era inexistente cobra cada día más valor. Para Juan Puig, "es el futuro. Hemos vestido a mucha gente en el mundo durante décadas, pero no llegaba el mensaje de que el tejido era Puig Codina. El traje era de Caramelo, de Hugo Boss ... Ahora vemos la posibilidad de intentar hacer marca propia y en eso estamos".

Pocos apoyos

Juan Puig se muestra crítico con el apoyo dispensado al textil por el Gobierno español y la Generalitat catalan. Tardaron año y medio en sacar un programa general para intentar ayudar al textil, explica, y cuando finalmente llegó a nuestras manos, a las manos de los fabricantes, vimos que no nos servia. La realidad es que han cerrado muchas empresas desde que empezó a sonar la liberalización de 2005, la globalización, la invasión de producto chino...".

En el caso de Puig Codina, la factura de la globalización ha sido elevada. Hace unos años tenían casi un millar de trabajadores, entre puestos directos e indirectos, y hoy ocupan a 500 y de ellos solo hay 70 en plantilla. En cuanto a la facturación, si hace unos años era superior a los 6.000 millones de pesetas (más de 36 millones de euros), en 2006 fue de unos 18 millones de euros. Sin embargo, el espíritu emprendedor que les transmitieron sus padres les hace ver el futuro con prudente optimismo.

José Puig, Carlos Puig, Pablo Olona y Juan Puig, en la fábrica de Puig Codina en Terrassa (Barcelona).
José Puig, Carlos Puig, Pablo Olona y Juan Puig, en la fábrica de Puig Codina en Terrassa (Barcelona).

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