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Reportaje:

La calma llega con los 'toros del frío'

Cuatro personas resultan heridas, ninguna de ellas grave, en el penúltimo encierro

Tras la tempestad llega la calma. Así ocurrió ayer en el penúltimo encierro de los sanfermines. Rápido y limpio. Sin cornadas, apenas un herido de pronóstico menos grave y tres leves, todos con golpetones por caídas producidas en una carrera rápida y bonita protagonizada por primera vez en San Fermín por los llamados toros del frío, pertenecientes a la ganadería burgalesa de Antonio Bañuelos.

La sangría del día anterior no hizo mella en el número de corredores. Y aunque sí es cierto que se apreció un menor número de espectadores parapetados bajo el quicio de las puertas o intentando mimetizarse con las paredes, las correrías del Domecq Universal no ahuyentaron a todos los mirones aunque sirvieron para dejar limpias muchas paredes.

Los debutantes burgaleses llegaron hasta los corrales de la plaza en dos minutos y treinta y dos segundos.

Criados en Hontomín, se apreció que los astados eran menos pesados que lo que es costumbre en Pamplona. Fueron muy veloces, en una carrera noble, pero sobre todo fueron ligeros, sin apenas caídas, girando en la curva de Mercaderes y Estafeta con habilidad.

Por la cuesta de Santo Domingo corrieron unidos y sin causar percances. Pasaron la plaza del Ayuntamiento sin parar pero en Mercaderes dos de ellos cayeron. En esta peligrosa zona, que presenta una ligera inclinación descendente del pavimento hacia la izquierda, se produjeron ayer tres de los traslados hospitalarios: el del pamplonés J. M. F. Z., que resultó herido con traumatismo torácico leve; el británico B. M., de 26 años, que presentaba traumatismo craneal y conmoción cerebral de pronóstico menos grave, y J. M. G. M., de 29 años, vecino de Falces (Navarra), con un traumatismo en la rodilla. Al margen de estos tres heridos, a los hospitales sólo fue trasladada una cuarta persona, C. B. C., de 37 años, de Pamplona, con un traumatismo nasal leve producido en el tramo de Telefónica, junto a la plaza de toros.

El debú de los bañuelos fue perfecto. Apenas se cayeron, no se pararon, no cabecearon y se distribuyeron por la Estafeta en dos grupos con cabestros. Se vieron carreras muy bonitas pero también mucho divino corredor agarrando el lomo del toro de forma sistemática en el juego de situarse mejor para correr más. Cerca del callejón resbaló y cayó un toro castaño que iba en el grupo de cabeza. Permaneció caído unos cuantos segundos e incluso varios corredores fueron a chocar con él. Al final se aupó y siguió limpiamente el camino de la plaza sin crear peligro hasta llegar a corrales.

Evolución satisfactoria

Con respecto a los heridos muy graves del encierro de Domecq, los partes médicos destacaron ayer su evolución satisfactoria. El joven mexicano Rafael Estrada, de 23 años, corneado en el muslo y en el abdomen, reconoció ayer que correr el encierro "es más difícil de lo que parecía". Era la primera vez que el ciudadano mexicano acudía a Pamplona y corría un encierro. No lo hará más. Lo dijo ayer. Y recomendó a los foráneos que quieran probar la experiencia que se metan "sabiendo cómo".

Las imágenes de la sangría causada por Universal dieron la vuelta al mundo. A punto estuvo esta ganadería de conseguir un récord de corneados, establecido de momento por los jandilla que en 2004 cornearon a ocho corredores. Lo que sí hizo Universal fue algo inédito hasta la fecha en Pamplona: cornear a dos hermanos a la vez. Uno de ellos. Lawrence Lehanan, de 26 años, estadounidense, se recuperaba ayer de una cornada de 20 centímetros en el glúteo. Su hermano Michael, de 23 años, fue herido en el hueco poplíteo. Ambos evolucionan bien. Otros siete corredores permanecen ingresados en los hospitales navarros.

Un mozo caído ante un toro de Antonio Bañuelos a su paso por la curva de Mercaderes.
Un mozo caído ante un toro de Antonio Bañuelos a su paso por la curva de Mercaderes.EFE

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