Pepe Sales, resucitado

Fue casi como si hubiese reaparecido tras años de silencio y ausencia. Defendido por quienes se impresionaron por su obra, Pepe Sales vio como de nuevo su obra se desenterraba por el esfuerzo de algunos francotiradores, buena parte de ellos agrupados tras el manto del Festival Trobadors i Joglars. En Granollers se asistió el pasado sábado a la resurrección de parte de la obra musical de Sales por Jordi Busquets, Mazoni, Víctor Obiols, Nacho Vegas y Albert Pla.

Como todos los espectáculos de homenaje, el de Pepe Sales pecó de algunos problemas al parecer inevitables. La duración fue uno de ellos. Unida a ella, al espectáculo le faltó progresión en el ritmo, pues mantuvo un tono de intensidad muy irregular. Otro problemilla lo constituyó la reiteración, probablemente buscada, en la interpretación de alguna de las piezas más populares de su cancionero. De todas formas, la pega más sustancial fue quizá que el aire de cierta solemnidad del acto evitó que el humor, uno de los grandes activos de Sales, se aplicase a su propia figura tal como él mismo hizo en vida.

A pesar de ello, el espectáculo tuvo momentos brillantes gracias entre otros a un motivado Mazoni que se lució con Joan Pere, una letra de relectura obligada en estos tiempos de identidades; Víctor Obiols puso la necesaria emoción de quien estuvo cerca del homenajeado; un Nacho Vegas no especialmente brillante, con todo defendió con soltura piezas como Alexandre el Gran, y Pla pudo nadar a gusto en una piscina de canciones que parecen escritas a propósito para él. Por encima de todos, emergió la figura de un Sales cuya imagen y obra gráfica fue desfilando en los interludios, acompañadas por la guitarra de Jordi Busquets. Sólo con que el tono de ceremonial hubiese dejado paso al de celebración, la noche habría sido más redonda.