Tarjetas de crédito con 'gancho' veraniego

Las más de 40 millones de tarjetas de crédito en circulación en España van a mover este verano más de 45.000 millones de euros, 20.000 millones sólo en compras. Un pastel que ninguna entidad financiera quiere dejar escapar -cobran a los establecimientos un porcentaje de sus ventas-, y de ahí que en estos días aparezcan en el mercado nuevas ofertas. La mayoría de ellas publicitan llamativos descuentos que luego no lo son tanto porque, en muchos casos, están limitados. Conviene leer la letra pequeña y estar muy atentos a los tipos de interés que hay que abonar si se aplaza parte del gasto mensual, otra de las ventajas que todas ofrecen. Tampoco está de más comparar las comisiones. Según datos del Banco de España, en el primer semestre del año, la comisión anual de mantenimiento de las tarjetas de crédito ha subido un 3,8%.

Bancos y cajas cobran un abanico de tipos de interés anuales efectivos desde el 12% a más del 20% en los fraccionamientos de pagos con tarjeta

A 30 de junio, la cuota anual media de mantenimiento de las tarjetas de crédito era de 28,43 euros frente a los 27,39 euros al cierre de diciembre de 2006. Un aumento ligeramente inferior al 4% y, por tanto y por ahora, muy alejado del 19,4% que este mismo gasto registró a lo largo de 2006 (22,94 euros al acabar 2005). No hay que olvidar que la normativa española da libertad a las entidades para fijar las comisiones de sus tarjetas de crédito.

Pese a su importancia, el detalle de ésta y del resto de las comisiones que pueden llevar aparejadas las tarjetas de crédito (diferentes de las de débito) no suele publicitarse -salvo que no se apliquen durante uno o más años-, pues las entidades financieras hacen hincapié en sus ventajas. De hecho, en los últimos tiempos está de moda el descuento: el 10% de las compras en agencias de viajes, hoteles y líneas aéreas de la Tarjeta Premier de Caja Madrid; el 10% de todas las compras realizadas entre el 15 de junio y el 30 de septiembre de 2007 de la Visa Hop! del Banco Popular; el 2% de todas las compras realizadas hasta el 31 de diciembre de 2007 y hasta el 10% en hoteles, restaurantes y agencias de viajes en compras realizadas durante los meses de junio, julio y agosto de 2007 de la Visa Clip de Caixa Galicia; entre el 5% y el 10% sobre las compras realizadas en hipermercados y grandes almacenes según su importe de la MBNA Visa Avantcard.

Devoluciones llamativas que tienen, en la mayor parte de los casos, un pero: están limitadas a 60, 150 o 200 euros como máximo. En esta ocasión, de esta norma no escrita sobre la obligatoriedad de ofrecer bonificaciones se ha salido Bankinter, que ha decidido apostar por los sorteos, nueve en total, cuyo importe será igual a la cantidad a crédito consumida por el cliente con su tarjeta de crédito durante el mes anterior, con un máximo de 6.000 euros por premio.

Caras facilidades

Muy en boga también está ofrecer flexibilidad en el pago, lo que significa que se le da al cliente la posibilidad de fraccionar su gasto mensual acumulado en tarjeta de crédito. Se abona el 3%, el 5%, el 10%, el 30% de la deuda aunque, en general, con un mínimo. Ahora, en los meses estivales se trata de algo inicialmente muy útil porque no deja de ser bastante habitual extralimitarse en los gastos y encontrarse a principios de mes con serias dificultades para hacer frente "de golpe" a los mismos.

Pero como todo, recurrir a esta modalidad de pago -al fin y al cabo no es más que un crédito directo al titular de la tarjeta- tiene un precio, y no es bajo. Bancos y cajas de ahorro cobran tipos de interés anuales efectivos -en ocasiones hablan de tipos nominales mensuales que, al menos, visualmente son mucho más bajos- que oscilan entre el 12% y hasta más del 20%.

En cualquier caso es conveniente antes de dar el visto bueno a una tarjeta de crédito comprobar qué sistema de pago utilizará: en ocasiones se aplica directamente el cobro fraccionado (con los intereses que conlleva) y es el cliente quien debe solicitar, si así lo desea, el pago único que, en general, no conlleva ningún coste adicional.

Bancos y cajas también fomentan en estos tiempos las llamadas tarjetas revolving, aquellas que permiten que la parte de la deuda que el particular va devolviendo se sume de nuevo al importe no dispuesto de su límite, incrementando así su crédito disponible. Evidentemente, por la parte del saldo dispuesto y aplazado se cobran los intereses pertinentes.

Todas estas ventajas son prácticamente comunes a todas las tarjetas de crédito, así que en los últimos tiempos la diferencia la marcan los detalles: hay tarjetas que permiten hacer efectivo el saldo disponible, en cajeros o en la cuenta corriente habitual del particular; las hay que ofrecen un control detallado de los gastos vía incluso SMS; otras incorporan seguros de accidentes, seguros de compras, seguros en caso de robo o, aun más lejos, seguros de protección de precios. Si el particular paga un artículo con la tarjeta y más tarde encuentra el mismo anunciado a un precio inferior se le abona la diferencia.