Una gamberrada mortal
Tres menores huyen tras sufrir un accidente y dejan dentro del coche a un adolescente muerto y a otro malherido
Lo que pudo acabar como una simple gamberrada concluyó con la muerte de un adolescente. Cinco chavales del barrio madrileño de Begoña, con edades comprendidas entre 15 y 17 años, se hicieron con un coche para ir de madrugada a la zona de El Pardo.
La Guardia Civil investigaba ayer si el vehículo siniestrado había sido robado
La fuerza del choque hizo que el Opel Corsa quedara en medio de la calzada
Hasta ahí, todo fue normal. Pero al regreso el coche sufrió un accidente al salirse de la carretera y chocar contra un árbol. Uno de los ocupantes, Gabriel, el más joven, de 15 años, murió tras recibir un fortísimo golpe en la cabeza. Según sus amigos, no se había abrochado el cinturón de seguridad. Otro amigo, que resultó herido leve, quedó inconsciente junto al vehículo, mientras el resto salió corriendo del lugar. La Guardia Civil les tomó declaración y les ha acusado, hasta el momento, de un delito de omisión de socorro, según fuentes de la investigación.
Los implicados en el accidente son vecinos del barrio de Begoña, excepto el conductor, que reside en el cercano Fuencarral. Por la tarde, se apoderaron de un Opel Corsa blanco con el que se fueron de marcha a la zona de El Pardo. Los chavales aseguran que el vehículo tenía las llaves puestas. Uno de los amigos dijo que no se montaran en el coche, pero el resto insistió en que se fueran a dar una vuelta.
Según explicó el herido leve a la Guardia Civil, estuvieron bebiendo alcohol hasta las ocho de la tarde. Después, siguieron de fiesta. Los cinco decidieron volver pasadas las tres de la madrugada a su barrio. A esa hora el tráfico en la M-612 (Fuencarral-El Pardo) apenas existe. Cuando el Opel Corsa pasaba junto al desvío para ir al restaurante La Muñoza, a la altura del kilómetro 4, el conductor perdió el control por causas aún no esclarecidas. "Según nos han dicho el conductor iba muy fuerte, a más de 100 kilómetros por hora. Cuando se dio cuenta de que se le iba el coche, tiró del freno de mano", explicó un familiar de un chaval implicado en el accidente.
El turismo colisionó primero lateralmente con el quitamiedos que hay en esa curva y salió rebotado contra un árbol cercano y un pilar de hormigón próximo a una caseta abandonada. La fuerza del choque hizo que el Opel Corsa quedara en medio de la calzada. En los asientos delanteros saltaron los airbags. "Los chavales se asustaron mucho, porque se llenó todo de humo blanco. Pensaron que iba a explotar el coche", añade otro familiar.
Dos de los cinco chavales echaron a correr. Otro se detuvo un momento y ayudó al cuarto. Éste, que no podía correr porque le dolía la pierna, cayó inconsciente, según los familiares. "Todos empezaron a gritar: 'Gabi, Gabi, sal corriendo' Pero Gabriel no se movía", añadió el familiar.
Un conductor que pasaba por la zona ofreció ayuda a los chavales y llamó desde su teléfono móvil a los servicios de emergencia. Cuando llegaron los facultativos del Samur-Protección, hallaron a un joven de 17 años sentado junto al coche, herido. Otro, de 15 años, estaba en los asientos traseros muerto, según una portavoz de Emergencias. Las puertas delanteras estaban abiertas y el portón del maletero levantado.
La peor parte se la llevó Gabriel, el menor del grupo, que iba sentado en los asientos traseros. Se golpeó la cabeza violentamente. El impacto le produjo un traumatismo craneoencefálico muy grave. Según el Samur, murió en el acto, por lo que sólo pudieron certificar el fallecimiento.
El joven de 17 años estaba inconsciente. Sufría un golpe de carácter leve. Al poco tiempo recuperó el sentido y pudo ser preguntado por la Guardia Civil. Les dijo que había ido junto a otros amigos a El Pardo y que ya regresaban a su casa. Iba sentado en la parte trasera izquierda. En ningún momento identificó al resto de amigos ni quién era la persona que conducía. Tan sólo se limitó a decir que todos vivían en el barrio de Begoña. Fuentes del caso señalan que el chaval estaba "muy asustado". Los facultativos del Samur le trasladaron al hospital La Paz, donde estuvo en observación.
Los tres chavales que salieron corriendo del Opel Corsa declararon ayer por la mañana ante los agentes del sector de Tráfico de Barajas de la Guardia Civil. Los tres quedaron en libertad bajo la tutela de sus padres. En principio, fueron acusados de un delito de omisión de socorro.
Estos cargos pueden ser ampliados en las próximas horas. Los investigadores se afanaban en conocer la identidad del usuario del Opel Corsa, para saber si había sido robado o no. A través de la matrícula, los agentes descubrieron que el turismo pertenece a una empresa de renting (alquiler de un vehículo durante cierto tiempo) radicada en Barcelona, pero no lograron hablar con ningún responsable de esta compañía para saber qué empresa o particular usaba ese vehículo.
El barrio de Begoña se mostraba consternado ayer por la noche. Decenas de personas acudieron a la iglesia donde se ofició una misa funeral por Gabriel. Al oficio acudieron todos los chavales que estaban en el coche, excepto el conductor. "Está en casa destrozado. Han ido a verle todos sus amigos y está como loco por lo que ha ocurrido", afirmó la madre de uno de los chavales. Su hijo estaba muy nervioso. Sus amigos le frenaron para que no hablara a este periódico.
Los familiares aseguraron que los cinco chavales se conocían de toda la vida. Eran amigos del barrio y acostumbraban a jugar al fútbol o a la consola. El único que se había alejado algo era el conductor del Opel Corsa. Sus padres se habían trasladado al barrio de Fuencarral, muy cerca de Begoña. "Mantenían una amistad muy fuerte. Seguro que no se dieron cuenta de lo que estaban haciendo hasta que tuvieron el accidente", añadieron. "Gabi era el más tranquilo de todos. Era un tipo muy sano, al que le encantaba el atletismo. Se estaba preparando en una escuela", destacaron sus conocidos.
"No son delincuentes ni nada por el estilo. Tampoco huyeron como han dicho por ahí. Uno es mecánico; el otro estudia. Son gente normal que ha cometido un fallo y que les puede costar caro. De no ser así, ¿estaría aquí tan tranquila?", se quejaba un familiar.
En la casa de Gabriel los vecinos arropaban a la familia. "Era una persona estupenda, majísima y muy buena gente", destacó una vecina. Del interior de la vivienda salió otro hombre, con los ojos enrojecidos. No quiso decir nada. De la casa se escapaban decenas de llantos de dolor.
El cuerpo de Gabriel ya estaba a esas horas (a mediodía) en el Tanatorio Norte, muy cerca de donde reside su familia. En un solitario polígono industrial unas poquitas personas lloraban fuera y dentro del velatorio. En uno de los pasillos estaba la hermana de Gabriel, acompañada por otros familiares. La chica aguantó el tipo como pudo al recordar a su hermano. "Es que tenía 15 años, ¿sabes?", repetía. "Y era el pequeño de cinco que somos en casa", decía la hermana. Según explicó, Gabriel trabajaba de aprendiz de fontanero desde hacía poco y "estaba muy contento con lo que hacía".
La hermana aseguró desconocer los detalles sobre cómo se produjo el accidente. Otro familiar, muy dolido, dijo conocer a todos los chicos que iban en el Opel Corsa en el que Gabriel perdió la vida. "No eran buenos chavales", sollozó entre lágrimas, dando a entender que nunca le habían parecido una buena influencia para Gabriel, el menor de los que circulaban en el coche siniestrado.
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