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Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Boots Randolph, saxofonista

Fue uno de los músicos básicos del 'sonido Nashville'

Diego A. Manrique

En la jerarquía de los instrumentistas de Nashville, destacan los de "primera llamada": son los músicos a los que primero se intenta convocar, los deseados por cualquier productor. Boots Randolph era el saxofonista preferido, el responsable de encajar ese instrumento jazzístico en los esquemas del country. Incluso en los años noventa, un personaje como Bobby Keys, saxofonista de los Rolling Stones y residente de Nashville, lamentaba que disponía de mucho tiempo libre pero que nadie le requería en los estudios de la Music City, "siempre piensan en Boots".

Homer Louis Randolph III había nacido en Kentucky en 1925. Su familia tenía una banda profesional y allí tocó diversos instrumentos hasta que desembocó en el saxo tenor. Fue músico en el Ejército y, tras licenciarse, se ganó la vida por clubes de jazz. A finales de los cincuenta, se instaló en Nashville, donde se estaba consolidando una potente industria de la grabación. Allí, con el ascenso del rock and roll y el rhythm and blues, el saxofón empezaba a ser aceptado. La simpatía de Boots le permitió trabajar para productores que competían entre sí, caso de Owen Bradley y Chet Atkins.

Fue Atkins, máximo capitoste de RCA Nashville, quien le fichó como solista. En 1963, Boots consiguió un gran éxito con Yakety sax, una variación sobre Yakety yak, el tema de los Coasters, luego convertida en pieza obligada para aprendices de saxofonistas (y universalizada por ser sintonía del Show de Benny Hill). Eso le permitió grabar a gusto, combinando eclecticismo y comercialidad, respaldado por la crema de los músicos de la ciudad, desde el pianista Floyd Cramer a Chet Atkins en su faceta de guitarrista.

Desdichadamente, entonces en el mercado del country no se cuidaban los elepés y muchos de los grandes momentos de Boots pasaron desapercibidos en los cajones de las series baratas.

Con el paso al sello Monument en 1966, el productor Fred Foster le relanzó como instrumentista de easy listening y Boots facturó abundantes discos organizados alrededor de un concepto al frente de cuerdas, repasando canciones navideñas, etcétera con un sonido countrypop.

No se quejaba de trabajar por debajo de su nivel: se desahogaba actuando cada noche en su propio local, Boots Randolph's, situado en Printer's Alley, en el downtown de Nashville. Cuando se le planteaba un reto, demostraba insospechados recursos: conviene buscar Yakety madness, donde se enfrentó con Richie Cole, saxofonista de jazz. Estuvo tocando hasta tiempos recientes.

Boots Randolph, en una actuación en Nashville, en 1964.
Boots Randolph, en una actuación en Nashville, en 1964.EFE

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