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Vertido clandestino de 25.000 toneladas de escombros del auditorio de Vigo

Los residuos sin tratar se están enterrando en Goián-Tomiño, a las orillas del Miño

Unas 25.000 toneladas de escombros procedentes de la demolición de Casa Mar, en cuyo solar se construirá el palacio de congresos-auditorio de Vigo, están siendo enterrados en humedales del lugar de San Lourenzo-Tomiño, en la ribera del río Miño. El vertido se ha realizado sin la preceptiva autorización de la Consellería de Medio Ambiente, que ya sancionó por ese motivo a una empresa que efectuaba vertidos del mismo origen en Salvaterra. Otra parte no cuantificada, probablemente la más contaminante, ha sido depositada en una cantera de Valença do Minho.

La demolición de la antigua empresa pesquera Casa Mar libera una parcela de 90.000 metros cuadrados, donde está previsto construir el palacio de congresos-auditorio de Vigo. Es un proyecto largamente acariciado en la ciudad, pero que parece condenado a no salir de tropiezos.

Ya la propia adjudicación, el año pasado, a la UTE formada por Sacyr, Caixanova y Puentes y Calzadas, estuvo envuelta en polémica: la mesa de contratación tuvo que recurrir a informes externos para neutralizar los negativos de los técnicos municipales, contrarios a la adjudicación por suprimirse una planta de aparcamientos (223 plazas menos) que figuraba en el pliego de condiciones. Las obras de demolición tuvieron que interrumpirse luego, a mediados de septiembre, por los daños ocasionados en la nave colindante de otra empresa frigorífico-pesquera, Pereira.

El edificio de Casa Mar ya está totalmente demolido, aunque en el solar aún quedan amontonados algunos restos. Los promotores contrataron esa parte de la obra a la empresa vasca Usabiaga, que a su vez subcontrató con empresas locales el transporte y depósito de los residuos, que en ningún momento ha quedado claro. El problema se deriva de que los residuos de construcción y demolición no son inertes, ni siquiera después de su tratamiento en una planta de reciclaje. Su uso como relleno requiere autorización por parte de la Consellería de Medio Ambiente.

La retirada de los materiales del derribo de Casa Mar comenzó a primeros de septiembre del año pasado. En total se habrían generado entre 45.000 y 50.000 toneladas de escombros, de las que unas 8.000 toneladas contenían materiales especialmente peligrosos por su capacidad contaminante, como breas y corcho utilizado para acolchar las cámaras de refrigeración del pescado y por ello impregnado de amoniaco y otros productos químicos que le otorgan ese potencial contaminante.

Esta parte de los escombros ha sido transportada y enterrada, sin permisos ni control oficiales, de modo clandestino, en una cantera portuguesa que funciona en el lugar de Monte do Châo, en el municipo de Valença do Minho, donde los corchos de Casa Mar, arrastrados por los vientos, estuvieron durante semanas flotando en la laguna de la cantera, hasta ser recuperados y enterrados.

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En los primeros días de septiembre Áridos do Mendo depositó casi 3.000 toneladas en el municipio de Salvaterra de Miño, donde el vertido se interrumpió después de una inspección ambiental promovida por Autoridad Portuaria de Vigo y que finalmente acabó en una sanción de 30.000 euros a esta empresa y otra de 15.000 euros a la UTE promotora del auditorio vigués.

La estimación en 25.000 toneladas del depósito de San Lourenzo, en Goián-Tomiño, se ha calculado en función de la superficie y grosor que alcanza la escombrera, en una parcela que, como otros humedales del entorno, están siendo utilizados para el vertido clandestino de residuos de construcción y demolición.

La actividad se hace ostensible en numerosos puntos, a ambos lados de la carretera Tui-A Guardia. En la mayoría de los casos no hay constancia de la procedencia de esos residuos. Las escombreras se hacen desaparecer luego enterrándolas, fase que está a punto de culminarse con los residuos de Casa Mar en San Lourenzo. Un cartel en esta parcela señala como "constructor" a la empresa Texre Miño, S L.

Aparentemente, el resto de escombro generado por la demolición de Casa Mar estaría siendo transportado al punto limpio de Valga, que dispone de una planta de trituración y reciclaje. No obstante, también ha sido comprobado el transporte de materiales de este origen vigués hacia el municipio portugués de Paredes de Coura, realizado por empresas portuguesas contratadas por empresas gallegas para ese cometido.

Una excavadora tapa con tierra parte de los escombros arrojados en un humedal cerca del río Miño.
Una excavadora tapa con tierra parte de los escombros arrojados en un humedal cerca del río Miño.LALO R. VILLAR

Seis meses de retraso

El auditorio-palacio de congresos es la obra más importante que hereda el actual gobierno. El concurso para su adjudicación fue convocado ya en 2001, pero por avatares diversos no pudo adjudicarse hasta mayo del año pasado, a la propuesta presentada por la UTE formada por Sacyr, Caixanova y Puentes y Calzadas, con un proyecto arquitectónico de César Portela, emplazado a realizar "el Gugghenheim vigués", según se dijo con motivo de la adjudicación.

La ejecución costará unos 90 millones de euros, a financiar en un 33% por Xunta y Ayuntamiento y el 67% por los promotores, a cambio de la explotación de las instalaciones -contará, entre otros servicios, con un centro comercial y un hotel- durante 35 años.

Pero las obras no avanzan y acumulan ya un retraso de seis meses sobre el calendario previsto. Ahora están paralizadas. El gobierno saliente de Corina Porro no autorizó una modificación del proyecto que pretendían los promotores. Ahora tendrá de decidirlo el bipartito.

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