Yemen conocía desde hace días la posibilidad de un ataque terrorista
El Gobierno descarta que los españoles fueran objetivo por su nacionalidad .- Un equipo de policía científica identificará los cadáveres .- El presidente de Yemen ofrece 58.000 euros de recompensa
Las autoridades de Yemen se han volcado tanto en la atención a los turistas españoles heridos en atentado terrorista del lunes como en exhibir su compromiso en la investigación de los hechos, que acabaron con la muerte de otros siete españoles. El presidente de Yemen, Alí Abdalá Saleh, ofreció ayer una recompensa de 15 millones de riales yemeníes (casi 58.000 euros) a cualquiera que facilite datos que contribuyan a la detención de los responsables del atentado suicida de Mareb. Es una verdadera fortuna en un país con una renta media que no alcanza los 700 dólares.
Aún así, el líder yemení aseguró durante una comparecencia ante la prensa que "según las primeras investigaciones, el suicida no era yemení, si no de otro país árabe". Incluso en ese caso, Saleh tiene un problema, porque el autor tuvo que contar con una infraestructura de apoyo que en las montañas y los desiertos yemeníes sólo pueden proporcionar las tribus locales, sin cuyo visto bueno es muy difícil que unos extranjeros pasen desapercibidos.
Una de las heridas permanecerá en Yemen por el riesgo del traslado
"Nuestras fuerzas de seguridad tenían información desde hacía cuatro días sobre la posibilidad de ataques, pero desconocían dónde iban a producirse", manifestó el presidente yemení. Su Gobierno ha transmitido al español que el objetivo del atentado, que atribuye a Al Qaeda, ha sido desprestigiar la imagen de Yemen en el exterior y dañar su sector turístico. "Vamos a lanzar una lucha sin cuartel contra los terroristas", señaló Saleh, quien desde el 11-S ha tratado de borrar la imagen de país refugio de radicales asociada a Yemen. "Los turistas españoles no eran un objetivo específico", subrayó el ministro Clos durante su breve visita de ayer.
"Recientemente hemos llevado a cabo numerosas detenciones de miembros de Al Qaeda y el presidente acaba de volver de un viaje a Estados Unidos que ha reafirmado nuestro compromiso en la lucha contra el terrorismo, y lo ocurrido es sin duda un mensaje de los afectados", concluye una fuente diplomática yemení sobre la posición del país frente al terrorismo.
Cuatro de los heridos y los cuerpos de las siete víctimas mortales salieron a las 00.20 de esta madrugada de Saná en dos aviones de la fuerza aérea enviados por el Gobierno español. Acudieron a recogerles el ministro de Industria y Turismo, Joan Clos, y un equipo médico que desaconsejó el traslado de la alavesa María Asunción Vitorica Arbaiza, la más grave de los heridos. Se quedará con ella una amiga suya cuyas heridas no revisten gravedad. También viajó con ellos un grupo de la policía científica que va a participar en las investigaciones del atentado y la identificación de los cadáveres. "Es un acto horrible que nadie acepta en Yemen", le dijo a Clos su homólogo yemení, Yehia al Muttawakil, al recibirle.
Las condolencias de Muttawakil, reiteradas más tarde por otros miembros del Gobierno yemení, reflejan un sentir muy extendido entre los yemeníes. Pero en ningún lugar se refleja como en el hospital Al Zaura, a donde fueron trasladados los seis heridos la misma noche del lunes. "Lamento mucho lo sucedido a sus compatriotas. Estamos haciendo todo lo que está en nuestras manos", declaró el doctor Yehia.
"Están bien, pero muy afectados, como es lógico, por la muerte de sus compañeros", asegura Ahamad Najar, otro de los médicos que ha atendido a los españoles. "Incluso la señora a la que hubo que extraerle metralla del cerebro evoluciona favorablemente", añade en un español con acento cubano. Se refiere a Vitorica Arbaiza, a quien la metralla le alcanzó el cerebro. Tras ser intervenida en la noche del lunes al martes por varios neurocirujanos yemeníes, ayer seguía necesitando respiración asistida y permanecía en la unidad de cuidados intensivos. El equipo médico llegado de Madrid consideró arriesgado su traslado.
Los otros cinco, Julia Vilaró, Eva María de Mena, María Estíbaliz Díez del Río, María Begoña Larrabeiti y Esteve Masó, menos graves, se encontraban conscientes y pudieron hablar con sus familias por teléfono.
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