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El Ayuntamiento de A Coruña se adapta al acuerdo lingüístico

Primeros pasos del Gobierno de Losada para convertir el gallego en idioma oficial

El gallego ha comenzado a adentrarse en el palacio municipal de María Pita, la sede del Ayuntamiento de A Coruña donde nació hace un siglo la Real Academia Galega. Con 24 años de retraso, la administración local más castellanizada de Galicia ha empezado a tomar las primeras medidas para aplicar la Ley de Normalización Lingüística de 1983, que estipula que el gallego es la lengua oficial de las instituciones públicas de la comunidad autónoma.

La entrada del BNG en el gobierno local presidido por el socialista Javier Losada marca el fin de uno de los principales tótems del vazquismo, como es la legendaria beligerancia del anterior alcalde, Francisco Vázquez, contra el uso oficial del gallego y del topónimo de la ciudad. No será un proceso brusco, sino que se hará sin plazos ni prisas aunque también sin pausas, asegura la nueva responsable municipal de Normalización Lingüística, la nacionalista Ermitas Valencia.

Es la concejala más joven de la nueva corporación municipal y tiene claro que la implantación del gallego como único idioma oficial, sin olvidar la atención en castellano a quienes se expresen en este idioma en sus relaciones con el ayuntamiento, deberá hacerse "paulatinamente, con toda la normalidad para que nadie lo vea con preocupación".

Valencia tiene 30 años y es, en su opinión, hasta "casposo" que el Ayuntamiento de A Coruña sea el único de Galicia que utilice exclusivamente el castellano. "El gran problema es que se politizó el uso del idioma, con una beligerancia extrema, por lo que ahora hay que iniciar con la mayor normalidad posible el proceso que vivieron todas las demás administraciones gallegas a principios de los años ochenta", destaca.

Ya ha solicitado acogerse a las subvenciones de la Xunta, a la que pidió 120.000 euros para dotar de personal el nuevo servicio de normalización lingüística y sufragar los gastos que acarreará traducir al gallego todos los impresos, comunicaciones públicas, rótulos y también el callejero de A Coruña. Más de un centenar de viales tienen denominación castellana, incluidas más de una decena que tiene por nombre el topónimo impuesto durante el franquismo a localidades gallegas, como son la plaza de Orense, la calle de Villa de Lage, la avenida de Arteijo, o las calles de Rianjo, Noya, Mellid o Río Jallas.

Otros anacronismos del callejero de A Coruña son calles con un dudoso bilingüismo como Cancela de Afuera, la Rúa Ciega o Castiñeiras de Abajo. Es también cuestión de tiempo que desaparezca definitivamente, a la entrada de la ciudad, la ele de la inscripción, realizada con flores, del topónimo de la ciudad. Esa composición floral es todo un símbolo de la batalla de Vázquez contra el nombre oficial de A Coruña, dado que los ahora tenientes de alcalde del BNG Henrique Tello y Mario López Rico fueron condenados a varios fines de semana de arresto domiciliario por retirar en 1998 esa letra.

También están a punto de dictarse las sentencias judiciales sobre los dos contenciosos abiertos contra el ayuntamiento por negarse a utilizar el topónimo oficial de A Coruña. En la ciudad donde nacieron la Real Academia Galega, As Irmandades da Fala (1915) y las primeras escuelas en gallego en la década de los 30, o donde se izó por primera vez la bandera de Galicia, el gallego, resalta Ermitas Valencia, es "la lengua familiar, que está en las calles y las casas". "Ahora sólo hace falta que salga del ámbito doméstico para entrar también en la vida pública", afirma. En la institución municipal, muchos funcionarios, destaca Valencia, han mostrado la "mejor de las voluntades" para iniciarse desde ya en el aprendizaje del gallego y traducir toda la documentación administrativa.

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