El congreso de Ciutadans reprueba la gestión de su líder
El partido sale de la indefinición ideológica y se sitúa en el "centro-izquierda no nacionalista"
Albert Rivera recibió ayer un golpe moral durante la primera jornada del congreso de Ciutadans. Los 500 delegados presentes en la Asamblea del partido reprobaron por escaso margen de votos la gestión económica y la acción de gobierno del equipo que encabeza el joven abogado. Francesc de Carreras sentó las bases del nuevo ideario del partido, que se situará en el "centro-izquierda no nacionalista". Cinco candidaturas se disputan hoy el control del partido.
El congreso de Ciutadans, que se celebra en L'Hospitalet de Llobregat, pretende servir para renovar los órganos de dirección del partido. Y no tuvo un buen comienzo para el presidente en funciones, Albert Rivera. Los 500 delegados presentes reprobaron la gestión económica y la acción de gobierno de la ejecutiva saliente, aunque en este caso por un margen de sólo tres votos. Por la tarde, la asamblea aprobó sustituir su ideario actual por el presentado por el profesor de Derecho Constitucional Francesc de Carreras. Según el nuevo texto, el partido se sitúa en el "centro-izquierda no nacionalista".
Cuatro candidaturas -en un partido que cuenta con poco más de 4.000 militantes- le disputarán hoy el control del partido a Albert Rivera. Sin embargo, sólo Regeneración democrática, la alternativa que encabeza el profesor de Derecho Luis Bouza-Brey, parece reunir los apoyos suficientes para hacer frente al líder del partido. Las dos candidaturas mayoritarias han reiterado su interés por llegar a un acuerdo con la plataforma vasca ¡Basta Ya! y crear un partido político fuerte con el que ir juntos a las elecciones generales.
Ciutadans tuvo un inicio fulgurante al irrumpir en el Parlamento catalán con tres diputados tras las elecciones autonómicas de noviembre. Hablaban de regenerar la política española, rechazaban el clásico esquema derecha-izquierda y daban una imagen de juventud y renovación en contraste con una clase política veterana que no salía de su asombro. Ocho meses después, todo ese capital ha sido prácticamente dilapidado por disputas internas, luchas de poder y sonadas dimisiones, como la del secretario general, Antonio Robles.
Muchos en el partido señalan que esa falta de cohesión interna se arrastra desde el 9 de julio de 2006, fecha en la que se celebró el congreso fundacional. "Aquel congreso se cerró en falso. Robles y Rivera se conocieron minutos antes de la votación. Se notaba que éramos primerizos y así nos ha ido", cuenta Pachi García, coordinador de la agrupación de Salamanca. "Fue una reunión algo confusa de gente para la que todo resultaba nuevo. Yo reconozco que andaba perdidísima. Se votaron diversas listas, costaba llegar a un acuerdo. Cuando Albert Rivera salió elegido presidente, el público lloró de emoción. Yo la que más. Temíamos salir de allí sin resultado alguno", relata Maria Teresa Giménez Barbat, presidenta de la Asociación Ciudadanos, la entidad que agrupa a los intelectuales promotores del partido.
Un miembro de la candidatura de Bouza-Brey, Clemente Polo, explica cómo se produjo la elección de Rivera: "Justo antes de votar al comité ejecutivo apareció un joven que nos contó que él sólo quería ser portavoz y que no tenía ningún interés por dirigir el partido porque, según dijo, sólo había tenido experiencia presidiendo la asociación de vecinos de su edificio. Era Albert Rivera. Salió elegido y ya sólo quedaba votar al secretario general. ¿Cómo se hizo? Se escogió al siguiente de la lista por orden alfabético: Antonio Robles".
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