Todocaminos con carácter deportivo
Seat se estrena en el mundo de los todocaminos con el nuevo Freetrack, que se diferencia por sus prestaciones y dinamismo, y también por su nutrido equipo de serie. Un familiar amplio y muy versátil que es en realidad un Altea XL con imagen campera, tracción 4×4 y suspensión elevada. Ya se vende desde 29.900 euros.
La amplitud interior y el espectacular maletero del Altea XL, con una imagen más desenfadada y una mecánica preparada para poder salir del asfalto. El nuevo Freetrack, el primer todocaminos de Seat, intenta combinar las virtudes de los monovolúmenes y los todoterrenos ligeros, y al igual que otros modelos similares (Toyota Rav-4, Nissan Qashqai, Honda CR-V, Peugeot 4007 y Citroën C-Crosser) es un familiar muy práctico y polivalente. Sin embargo, el nuevo Seat recoge, además, la deportividad que caracteriza a la marca española y se aleja de sus competidores, ofreciendo motores más potentes de lo habitual en estos coches, prestaciones elevadas y un comportamiento eficaz con matices deportivos. A cambio, tiene unas aptitudes 4×4 más limitadas, pero completa su oferta con un generoso equipamiento que incluye lo último en seguridad y detalles exclusivos como un sistema multimedia con pantalla DVD.
El Freetrack ya está a la venta con dos propulsores: 2.0 TDi de 170 CV y 2.0 TFSi de 200 CV, ambos con cambio manual de seis marchas, tracción 4×4 y el mismo precio: 29.900 euros. En septiembre llegará una tercera variante con tracción delantera y mecánica 2.0 TDi de 140 CV, que costará 26.500 euros. Y a finales de año o principios de 2008 se ofrecerá esta motorización también con tracción 4×4.
Imagen aparente, pero conocida
Aunque el diseño básico es el mismo, la decoración campera distingue claramente al Freetrack de los Altea XL. Las protecciones plásticas que rodean la carrocería aumentan ligeramente las dimensiones y otorgan una estampa con mayor fuerza, algo a lo que también contribuyen las suspensiones elevadas. Mide 4,49 metros de largo, tres centímetros más que un XL, y es otros dos más ancho y cuatro más alto. El inconveniente es que no es un modelo específico, sino un derivado de otro ya existente, y este aspecto puede restarle poder de seducción.
En el interior también hay cambios, aunque sin excesos: salpicadero con acabado bitono y algún detalle práctico adicional, como las cortinillas en las ventanillas traseras o los pequeños cofres de almacenaje en el techo.
Rendimiento casi de GTi
Una vez en marcha, el 4×4 español mantiene el tacto preciso y consistente, y el comportamiento ágil y eficaz del Altea XL normal, que se sustenta en una dirección rápida y unas suspensiones enérgicas que reducen al mínimo los balanceos. Los dos motores disponibles empujan con contundencia y proporcionan prestaciones casi de GTi, con aceleraciones rápidas y velocidades máximas superiores a los 200 km/h.
El TFSi corre más y tiene un sonido muy sugerente; el TDi consume mucho menos, pero resulta también menos agradable.
El Freetrack se ofrece en terminación única y viene muy completo de serie: ABS, seis airbags y ESP, climatizador bizona, ordenador de viaje, radio-CD con MP3 y mandos en el volante, conexión automática de faros y limpiaparabrisas, control de velocidad, sensores traseros de aparcamiento y de presión de ruedas, llantas de aleación de 17 pulgadas y hasta sistema multimedia.
EL MISMO DISEÑO, CON EQUIPAMIENTOS EXTRAS
EL INTERIOR del Freetrack es el mismo del Altea XL, aunque presenta nuevos detalles de terminación y equipamientos adicionales. El salpicadero y los paneles de las puertas, por ejemplo, muestran en el todocaminos un acabado bicolor (en la foto), con el negro visto en el Altea XL, y un tono marrón que cubre los relojes, la consola central y parte de los paneles laterales. El volante y los asientos proceden de los FR, las versiones deportivas de Seat, y destacan, el primero, por su grosor, y los otros, por su diseño envolvente. Las tapicerías son específicas, y se aprecian también nuevas soluciones de confort como las cortinillas de las ventanillas traseras o la consola del techo (en la imagen), que integra varios cofres para guardar objetos y la pantalla DVD del sistema multimedia, que se incluye de serie y permite ver películas y jugar con videoconsolas.
Estas aportaciones se suman a las soluciones prácticas que incluye el Altea XL y se mantienen en el Freetrack, como las bandejas tipo avión en los respaldos de los asientos delanteros, los posavasos o la fila trasera móvil, que se desliza adelante y atrás para aumentar el espacio para las piernas o la capacidad de carga. El maletero varía entre 490 y 593 litros según la posición de la banqueta posterior, y crece hasta 1.562 al plegar los respaldos traseros, lo que permite habilitar una zona de carga casi diáfana y con capacidad suficiente para transportar bicicletas y muebles.
Como opción, se ofrece navegador en color, airbags laterales traseros y conexión bluetooth para el móvil.
UNA TRACCIÓN 4×4 SENCILLA
LA TRACCIÓN 4×4 y las suspensiones elevadas del Freetrack permiten salir del asfalto y circular por pistas de tierra con ciertas garantías de mantener la movilidad. Pero sus recursos son inferiores a los de los todoterrenos ligeros: tiene menor altura al suelo y no lleva dispositivos de ayuda, como control de descenso y bloqueo del diferencial. El sistema 4×4 incluye un embrague que reparte hasta el 50% de la potencia al eje trasero cuando se necesita.
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