Una compañía de A Coruña rescata y exhibe películas caseras

El despegue del Apolo XI, en Cabo Cañaveral, encendió la bombilla. Esas eran las imágenes, datadas en 1969, que contenían unas bobinas de Súper8 ocultas en el desván familiar de Fernando Pujalte. A partir del descubrimiento, el propio Pujalte, técnico de sonido, y Ángel Rueda, fotógrafo, fundaron Lili-Films, la agrupación coruñesa que se dedica desde hace cuatro años al rescate, restauración, conservación y exhibición de películas domésticas en formato de ocho milímetros.

"El padre de Fernando había ganado el viaje a Cabo Cañaveral en un concurso del diario Pueblo", relata Ángel Rueda, "y allí se fue a ver despegar el cohete". En la excursión al epicentro estadounidense de la carrera espacial iban otros dos gallegos, pero únicamente el padre de Pujalte llevó tomavistas. "La comprara en electrodomésticos Docampo, en A Coruña", señala Rueda.

Lili-Films guarda en su archivo más de cien horas de imágenes en Súper8. "El ocho milímetros era el formato característico del cine doméstico", explica Ángel Rueda, "y digo cine con todas las letras, era película en celuloide". Los cartuchos tenían una duración de tres minutos y medio. "No se trataba de un formato económico y eso se nota en la calidad de las imágenes", indica. El medio determina los fines, y el celuloide evitaba la opulencia óptica del digital: "La gente no conocía la técnica, pero intentaba filmar bien para no malgastar el soporte".

Después de aquel primer encuentro casual con el cine doméstico, los planos del Apolo XI, Rueda y Pujalte comenzaron el rastreo por desvanes, colecciones privadas, mercadillos e incluso los cubos de la basura. "Uno de nuestros objetivos consiste en conseguir que se valore ese material; en A Coruña llegamos a encontrar en la basura unas cintas de 1950", cuenta Ángel Rueda. Para Rueda, el cine doméstico funciona como "documento de una época, como material antropológico". "El encanto del retrato, observar cómo la gente posaba para una fotografía", se entusiasma. Pero también el gabinete de curiosidades: un emigrante gallego en Perú que organizaba procesiones de barcos el día del Carmen en la aldea del Pacífico donde residía. O el justiciero solitario que, para denunciar el estado de las carreteras gallegas, se dedicó, durante 1974, a filmar los baches de la Nacional VI. "Eso es lo que nos anima a seguir, descubrir imágenes únicas, más que la creación del archivo".

La labor subterránea de Lili-Films los puso en contacto con el mercado de películas copiadas en ocho milímetros. "En la actualidad, tenemos filmes de ficción de los 40 o los 50, incluso algún Drácula raro". Lili-Films realiza una o dos proyecciones mensuales de los materiales recopilados. Rueda traza su modus operandi: "Hacemos montajes y, a veces, incluimos imágenes tomadas por nosotros en Súper8; acompañamos las exhibiciones con música en directo, grabada en 4 pistas, para que haya cierta coherencia". Esta semana Lili-Films estrena en A Coruña Vidas con hongos, su reflexión en torno a la restauración de celuloide. A finales del verano, presentarán O ceo do Súper8, un documental de media hora, realizado en formato convencional, que estudia orígenes y mecánica del cine doméstico.