Un juez culpa al armador del naufragio que mató a 4 marineros
Uno de los fallecidos era hijo del dueño del barco, que amplió el arrastrero ilegalmente
El 'Buraz' se fue a pique entre Ons y Sálvora en 2000 y se llevó al fondo del mar la vida de cuatro marineros. Siete años después, los tribunales sentencian que aquella desgracia que golpeó Ribeira no fue fortuita. El armador había realizado reformas ilegales en el barco que minaron su estabilidad y el patrón maniobró peligrosamente para recuperar un costoso aparejo. El dueño del pesquero a quien la Justicia culpa del suceso es el padre de uno de los fallecidos.
El pesquero Buraz salió a faenar aquel fatídico día de noviembre con 2,4 metros de eslora más de la que constaba en los registros oficiales. La empresa armadora, Frigoríficos Hermanos Vidal, había incrementado el número de dependencias para la tripulación y los tanques de combustible y había modificado los palos. Lo hizo de forma "clandestina", dicen los jueces, y sin que la embarcación se sometiese a pruebas de estabilidad.
Esas reformas ilegales alteraron la estabilidad del barco de Ribeira y, según la sentencia, favorecieron el mortal hundimiento. "No se ha demostrado que el barco tuviera las condiciones de estabilidad exigidas al no haberse realizado las pruebas específicas para la comprobación de la estabilidad tras las reformas, de fecha y autor indeterminados", señala el fallo judicial dictado por la Audiencia Provincial de A Coruña.
No fue éste el único hecho imputable al armador que llevó al Buraz a pique con sus tripulantes. El naufragio se produjo después de que el aparejo con el que los marineros estaban pescando se enganchase en el fondo marino. Para intentar salvar su costosa herramienta de trabajo -su precio puede alcanzar los 30.000 euros-, el patrón, que actúa como delegado del armador en el pesquero, ordenó una maniobra "de máxima peligrosidad para la integridad física de los ocupantes del barco".
La sentencia de la Audiencia, que ya es firme porque no ha sido recurrida ante el Tribunal Supremo, considera que tampoco se tomaron "las medidas precisas para un abandono ordenado y seguro" del arrastrero en apuros, que después de anegarse volcó. El resultado fue la muerte de cuatro marineros: los marroquíes Karim Khalid y Mohamed Qarfadi y los gallegos Manuel Vidal Casais y José Vidal Mariño, este último hijo del armador.
Contradicción en Capitanía
Tras la desgracia, las familias de dos de los fallecidos, incluidas la nuera y la nieta del armador, acudieron a los tribunales, pero el juzgado de primera instancia de Ribeira le dio la razón a los propietarios del Buraz. Los demandantes, defendidos por el abogado Javier Pascual, presentaron un recurso ante la Audiencia Provincial de A Coruña, que ha sentenciado ahora a su favor en uno de los casos. La otra apelación está pendiente de fallo.
Los magistrados condenan a Frigoríficos Hermanos Vidal a indemnizar con unos 165.000 euros a la viuda e hijos de Manuel Vidal Casais. Su abogado, Javier Pascual, recuerda las dificultades que se topó en el juicio para demostrar la ampliación clandestina que sufrió el barco. El armador, según consta en el fallo, no aportó los planos del pesquero cuando se construyó en 1977, que se localizaron por otra vía, y ninguno de los cuatro supervivientes del naufragio accedió a testificar en el juicio. Pascual achaca este "silencio" al miedo que existe en un pueblo marinero como Ribeira a "morder la mano que da de comer".
La sentencia destaca además las contradicciones del capitán marítimo ribeirense, José Manuel Otero Chouza, que en su informe ante el Ministerio de Fomento no apreció ninguna negligencia del patrón en el naufragio, mientras que en una reseña enviada a un organismo internacional atribuyó el hundimiento del Buraz a sus "errores" y falta de respuesta debida".
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