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Reportaje:Grec / 07

Dos monstruos de viaje en el Grec

El ballet de Sylvie Guillem y el 'kathak' de Akram Khan inauguran hoy el festival barcelonés con 'Sacred monsters'

Hace días que se agotaron las localidades. No hay una sola entrada a la venta para el espectáculo inaugural del Grec, Sacred monsters, en el anfiteatro que le da nombre. El festival levanta esta noche el telón con el estreno en España del encuentro escénico entre dos de las grandes figuras de la danza actual, Sylvie Guillem y Akram Khan, del que se ofrecen tan sólo dos funciones. En ellas se establece un diálogo entre lo que Guillem define como "dos estilos y dos mundos diversos", su personal destilación del ballet y la danza kathak de Khan, estimulado por la curiosidad creativa de ambos y el deseo de llegar a nuevos territorios artísticos. El resultado, dice ella, es "un viaje misterioso" tejido de dúos y solos, en el que por primera vez habla y canta en escena.

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Sylvie Guillem (París, 1965) fue descubierta para el Olimpo de la danza actual por Rudolf Nureyev. Él la convirtió en estrella del ballet de la Ópera de París, que abandonó ante la imposibilidad de conciliar su contrato con las invitaciones para actuar en el extranjero. El Royal Ballet de Londres, donde recaló a partir de entonces, fue mucho más comprensivo con las aspiraciones de la bailarina, que ha trabajado con múltiples coreógrafos, entre ellos William Forsyte, Maurice Béjart y Mats Ek.

También ella probó fortuna como coreógrafa con Giselle para la Ópera de Helsinki. Su personal modo de entender la danza clásica la llevó a cambiar el 80% de los pasos de aquel ballet; fue fiel a su modo de entender el género, pero el espectáculo no funcionó. "Creo que la danza clásica se está muriendo, pero es intocable porque el público y los bailarines no quieren que cambie", dice sin que nada en su tono revele dramatismo o amargura. "Creo que es posible mantener la tradición y al mismo tiempo tener una perspectiva diferente. Casi nadie asume este riesgo, no sé si por miedo o por falta de capacidad".

El valor para revisitar la tradición, sin por ello faltarle al respeto, es una de las cualidades que Guillem aprecia especialmente de la danza de Akram Khan (Londres, 1974). Criado en Inglaterra, el bailarín y coreógrafo es hijo de una familia originaria de Bangladesh, y empezó a estudiar kathak, una de las ocho formas de la danza clásica de India, cuando tenía ocho años. Formado también en danza contemporánea, combina ambos lenguajes y tradiciones en los espectáculos que crea al frente de su propia compañía. Khan se ha ocupado de la dirección artística y la coreografía de Sacred monsters, salvo en los dos solos que él ofrece. El de Guillem lleva la firma de Lin Hwai-Min, fundador y director del Cloud Gate Dance Theatre of Taiwan (compañía programada también en el Festival Grec). El que baila Khan fue creado por Gauri Sharma.

La estela de oportuno reclamo publicitario impregna el título escogido para el encuentro, propuesto por el dramaturgo Guy Cools. Los intérpretes desmienten esta asociación. "Al principio, llamarlo Sacred monsters me parecía osado porque daba lugar a esta interpretación. Después de pensarlo detenidamente ya no lo veo así. En mi opinión, el monstruo sagrado es el escenario", explica Guillem. Khan, por su parte, le da una lectura mucho más mística. "Según mis padres, Dios es Dios. Pero según mi sobrino, Dios es Ronaldo. Creo que hoy los dioses se han convertido en personas, y las personas son imperfectas", reflexiona. "En mi opinión, todos tenemos algo de monstruos y algo de sagrados", concluye Khan, que la próxima temporada volverá a Barcelona, en esta ocasión al Mercat de les Flors y en compañía del bailarín Sidi Larbi.

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