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REFLEXIONES TRAS EL 27-M
Columna
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Ferraz

Definitivamente, debo estar confundido a un nivel superior en lugar de tenerlo todo cada vez más claro. No acabo de entender la jugada. Tras el sopapo electoral voy a Madrid, entono el mea culpa, aliñado con dosis no letales de autocrítica, y recibo el espaldarazo para continuar en el timón hasta después de las generales de marzo. Supongo que en esa magistral jugada que permite a Joan Ignasi Pla y a sus fieles seguir "en la brecha" (para ahondarla digo yo) habrá tenido algo que ver nuestro nunca suficientemente apreciado José Blanco, Blanquillo, versión aprenda usted a ser Rasputin en seis semanas. Vale, pues que alguien me lo explique que ando corto de entendederas.

Resulta que en Madrid sí que es de recibo que Simancas abandone el barco y que una Comisión Gestora convoque a toda leche un congreso extraordinario de donde surjan -confiemos- líderes capaces de ilusionar al personal y con la piel lo suficientemente gruesa como para aguantar las dentelladas de los "compañeros". Verdad, verdadera, ¿dónde reside la diferencia entre Madrid y Valencia? Como mucho será una diferencia de grado pero no de "sustancia". Severa derrota electoral en ambos casos. Peligro, en ambos casos, de que se enquiste el síndrome del opositor satisfecho porque en ambos lares llevamos la tira de años gobernados por el PP. Interés en que las tornas cambien en el voto de las generales lo cual demanda que madrileños y valencianos tengamos a alguien en la oposición capaz de movilizar el voto progresista. Muchas semejanzas y pocas diferencias como para aceptar en plan sumiso que se apliquen remedios diferentes a males comunes. Sin duda nuestro amado Rasputin tenga la respuesta a tan elemental cuestión y sin duda no perderá el tiempo explicándosela al pueblo llano.

La cosa parece que ya no tiene remedio y hoy asistiremos a la investidura de molt honorable con el mismo jefe de oposición pertrechado por su guardia pretoriana. Francamente me importa un bledo que se hayan picado los compañeros de Alicante por aquello de la representación territorial o de que la jugada de Ferraz haya dejado descolocado a algún aspirante tout court a la sucesión. Tampoco tengo nada personal en contra de los supervivientes. Lo que no me importa un bledo es el triste espectáculo de ver como un día sí y el otro también el PP, desde su cómoda mayoría, ninguneará a la supuesta oposición recordándole el interinaje. ¿Que el PSOE gane las generales en Mazo de 2008 va a depender del denuedo de "esa" oposición y su acierto en "vender" la gestión del Gobierno Central? La ingenuidad se paga cara. Por no cambiar no cambiarán ni al delegado del Gobierno, que tan acertado ha estado en convencer a la población de que Zapatero no tenía la culpa de todo. Como la renovación de su mandato dependa de lo que suceda en Madrid y en el País Valenciano, por la parte que nos toca lo tiene francamente difícil. Y todo por una incomprensible decisión.

Pongamos un cirio a Santa Rita, patrona de lo imposible (ironías de la historia) y supongamos que no se consuma el zetapecidio. Entonces y sólo entonces se moverán los engranajes para convocar el Congreso Ordinario del PSPV- PSOE y con suerte nos comeremos los turrones con nuevas caras (confiemos que además de nuevas, competentes y con tirón) que, sin embargo, tendrán que esperar al 2011 para que los veamos en las Cortes. De momento desde el día de hoy hasta el dichoso congreso los "compañeros" van a estar más distraídos e interesados en alianzas y conciliábulos que les garantizen continuidades varias que en ejercer de oposición. No sólo serán interinos que detentan el poder parlamentario (aunque no sean reelegidos en el Congreso del 2008) sino que además les preocupará más (mucho más) si van de diputados o senadores a Madrid o si el futuro secretario general de los socialistas valencianos les debe o no favores que la marcha de la economía, de la deuda o de los discapacitados, por poner tres ejemplos.

Señores de Ferraz: la han metido ustedes hasta la empuñadura, como los buenos matadores. Los votantes de izquierda les estamos muy agradecidos. Si a una fantástica representación de los socialistas a la que se le ha pasado el arroz le añadimos la bronca interna en Esquerra Unida, el panorama es kafkiano. Menos mal que parece que Carmen Alborch (a la que le hicieron el "regalo" de la candidatura tarde y sin la suficiente libertad de maniobra) ha decidido perseverar en el intento y, si arrimamos el hombro (y el partido se abstiene de practicar el arte del torpedo), quizá la ciudad cambie de color, olor y oxigenación y le desaparece la caspa. Sería un gran consuelo. En ello estamos y estaremos porque aquí sí que existen suficientes diferencias con el caso de Sebastián. Pero si toda la estrategia política de José Blanco es la de mantener la pax romana en la "federación" valenciana y la de cortocircuitar una renovación tan urgente y necesaria como la de Madrid, grazie, moltissime grazie.

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