"La mejor forma de luchar por unos intereses no es detrás de una pancarta"
Javier Moliner llegó a la política municipal casi de puntillas y de la mano del ahora alcalde, Alberto Fabra, procedentes de Nuevas Generaciones. Sin mucho ruido fue designado responsable de las políticas de Tráfico y Servicios Públicos de Castellón que le llevaron, con la dimisión del anterior alcalde, José Luis Gimeno, a ocupar la delegación de Urbanismo que el propio Alberto Fabra dejaba libre. Desde allí empezó a subir y comenzó a ser conocido como el "superconcejal". Tras la gestión, se hizo cargo también de la coordinación de campaña del candidato a alcalde y su trabajo y formas le han llevado a ocupar una figura de muy escasa implantación en los ayuntamientos españoles. En esta legislatura ejercerá de vicealcalde. No mide las palabras pero apenas yerra pese a su escasa experiencia, sus 31 años y, probablemente, por la estructura que de esta dedicación, ajena a su ingeniería industrial, mantiene en su cabeza.
"José Alberto Fabra es la mejor personas para llevar esas relaciones institucionales"
P. ¿A qué aspira en política?
R. A ser capaz de cumplir los compromisos adquiridos con los ciudadanos. A ambicionar lo mejor para la ciudad y ser capaz de liderar una institución como es el ayuntamiento para poder conseguirlo.
P. ¿Qué es un vicealcalde?
R. De momento, por la experiencia en Castellón no podemos definirlo pero el objetivo que se persigue es que una persona ejerza de coordinador de todas las áreas de gestión municipal de forma que las interrelaciones sean lo más fluidas posibles y toda la maquinaria responda al liderazgo del alcalde.
P. ¿Es más que superconcejal?
R. Creo que es la responsabilidad de coordinar al resto de concejales. Me considero uno más y simplemente con la tarea encomendada de coordinar el resto de áreas y reforzar y contribuir a que el alcalde pueda hacer lo que le corresponde, que es la representación del gobierno de la ciudad.
P. ¿Qué tiene en común con Alberto Fabra?
R. Una forma de entender la política desde la proximidad y la ambición de futuro. También un modelo de ciudad, media en población, pero grande en aspiraciones de calidad de vida para sus ciudadanos. Y ahora la oportunidad de trabajar para un proyecto político, el PP, que nos une y que creo que a esta ciudad le ha venido muy bien.
P. ¿Qué le diferencia de él?
R. La experiencia que tiene, que es más. Y, sin duda, virtudes que tiene más desarrolladas y que yo tengo en fase de rodaje. No existen divergencias en cuanto al modelo político y de ciudad pero él tiene mucha más experiencia que yo y esa experiencia es mi mejor escuela para poder rodar a su lado.
P. ¿A qué cree que aspira Alberto Fabra?
R. A ser el mejor alcalde de Castellón. O, al menos, el que mejor ha contribuido a que los castellonenses vivamos bien y lo tengamos todo.
P. ¿No cree que políticamente aspire a nada más?
R. En estos momento estoy convencido de que no.
P. Tras las elecciones, el grupo del PP en el Ayuntamiento, en lugar de "distanciarse" de Carlos Fabra y de las connotaciones que conlleva, se ha contratado a su hermano como jefe de gabinete del alcalde. ¿Cómo se interpreta?
R. Se ha buscado el mejor perfil para poder llevar las relaciones institucionales de la alcaldía. El alcalde decidió y yo como coordinador entiendo que José Alberto Fabra es la mejor personas para llevar esas relaciones institucionales. Hacer otras lecturas corresponden a quien quiera enturbiar. La realidad es que para un cargo de trabajo interno no creo que haya que consultar el árbol genealógico.
P. Como coordinador de concejales ¿cuál es el mensaje que va a transmitir?
R. La necesidad de poner toda la maquinaria municipal al servicio del cumplimiento de nuestro programa que es por el que hemos sido elegidos.
P. ¿Cree que pueden surgir recelos ente los concejales por el poder que se le ha otorgado?
R. No voy a regatear esfuerzos en trabajar por el consenso máximo entre todas las sensibilidades que puedan aparecer sobre un mismo tema. Es difícil tener roces conmigo. Si algo tengo es mucha paciencia para hablar todas las horas que hagan falta para llegar un punto de encuentro.
P. Mantiene además la concejalía de Urbanismo. ¿Va a seguir habiendo pancartas de protesta en todos los plenos?
R. Habría que preguntarle a quienes las mantienen. Va a seguir primando el interés general al particular, que cada desarrollo urbanístico tenga en cuenta a la gran mayoría de los afectados. Si en la historia de Castellón se hubiese primado el interés particular seguiríamos con la acequia mayor por la calle Gobernador. Creo que la mejor forma de luchar por unos intereses no es detrás de una pancarta.
P. ¿Cómo se interpreta la pérdida de un concejal?
R. A las décimas de la aplicación de la ley d'Hont. Ha sido muy poca la diferencia de votos teniendo en cuenta, además, el índice de abstención. Es cierto que cuatro legislaturas al frente de institución provocan un desgaste lógico y que pueden suponer esas mínimas variaciones porcentuales. La mejor manera de valorar la caída es desde el gobierno y desde la serenidad de saber que los ciudadanos han vuelto a confiar en nuestro proyecto.
P. ¿No hay autocrítica?
R. La autocrítica se produce en la valoración del desgaste. Se han cometido errores pero lo importante es que se han podido subsanar. Hemos hecho autocrítica pero no después de este proceso sino de forma continuada, es permanente porque después puede ser tarde.
P. Normativamente ya lo es pero ¿qué hace falta para que Castellón sea una gran ciudad?
R. Castellón tiene todos los condicionantes para poder convertirse, en ocho años, en una ciudad que alcance los 250.000 habitantes con todos los servicios necesarios, dotaciones y infraestructuras de comunicación. Con todo esto, Castellón se encontraría en disposición de jugar el papel de ciudad líder entre ciudades de tamaño medio, con una situación estratégica privilegiada, entre dos grandes urbes como son Valencia y Barcelona, con buenas comunicaciones, con todos los servicios y dotaciones que una ciudad necesita para su vida interna y objetivo de muchas personas que eligen Castellón para venir a vivir.
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